El diario plural del Zulia

Nubarrones, por Julio Portillo

Nubes oscuras y espesas en los cielos de Venezuela y Colombia.
El intercambio de duras frases de Maduro y Santos anuncian que la sangre puede sobre pasar el río. La historia de desencuentros entre ambos países está a punto de escribir una página más grave de las vividas hasta ahora.

Desde Bolívar y Santander han sido muchas las desavenencias entre los dos Estados. El Libertador en las Carta de Jamaica de 1815 insinuó cómo deberían ser las relaciones entre las dos naciones. Hemos superado incidentes fronterizos, desacuerdos por tratados y laudos arbitrales, ruptura de relaciones, violación de soberanía, refugio de exiliados.

Basta recordar solo la Batalla de San Cristóbal de 1901, las consecuencias del Laudo Arbitral de Madrid, del Tratado Pombo-Michelena, los problemas en la Guajira, el caso de Río Oro, Los Monjes, el Caldas, Cararabo, la impostura de Gaviria en la elección del Secretario General de la OEA, la socarronería de Samper, las frontales posiciones entre Chávez y Uribe, hasta llegar a las deportaciones de Maduro y la situación actual.

Varios autores venezolanos se han ocupado de analizar a lo largo de los tiempos las relaciones entre Venezuela y Colombia. Ellos son entre otros: Pablo Ojer, Ramiro Pérez Luciani, Pedro José Lara Peña, Pedro Manuel Arcaya, Edmundo Viña, Oscar Mora, Nicolás Perazzo, Kaldone Nwehed, Arturo Luján, Juan Gustavo Cobo, Pompeyo Márquez, Rafael Sureda, José Gómez, Rafael Simón Jiménez, Omar Baralt Méndez, Leandro Área, Elsa Cardozo y Julio Portillo que escribe este artículo.

Nunca hemos jugado a la hora cero de Colombia, cuando el vecino país ha estado en crisis. Más de una vez Venezuela sirvió de espacio para amortiguar el hambre y desempleo de Colombia. También llevamos los venezolanos el peso de poner orden en las fronteras y hemos soportado la permanente penetración de nuestro territorio por los grupos guerrilleros.

Colombia tiene razón en considerar que Venezuela está siendo usada por el comunismo cubano para incursionar en el subcontinente. No obstante, no se explican las medias tintas del Presidente Santos en ciertos asuntos delicados como la aclaratoria acerca de la nacionalidad de Maduro, las deportaciones masivas de colombianos, los insultos y denuncias del mandatario venezolano. Maduro ha llamado a Santos narcotraficante, sanguijuela, lo ha amenazado con revelar secretos de Estado en el caso de las negociaciones con las FARC y últimamente se señala a Colombia como lugar de conspiración contra la estabilidad de Venezuela.

La diplomacia desafiante del gobierno venezolano lo puede llevar a extremos no deseados. No hay que olvidar que la balanza comercial entre los dos países está favoreciendo a Colombia y si ésta restringiera la venta de productos, unida a las medidas económicas que está aplicando Estados Unidos y las anunciadas por la Unión Europea, Venezuela entraría en mayores apuros y se equivoca el chavismo al creer que la mayoría nacional cerraría filas para defender el Nicolato.

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