El diario plural del Zulia

No sembraremos arroz, sino rifles Kaláshnikov, por Werner Gutiérrez Ferrer

El producto traído es de muy baja calidad siendo comercializado inclusive sin cumplir con la Normas Covenin

La historia del desarrollo del cultivo del arroz en Venezuela está marcada por importantes logros que nos llenan de orgullo. Fuimos pioneros en Latinoamérica en la aplicación de diversos adelantos tecnológicos. En el año 2008 se logra la mayor cosecha registrada, 1.360.650 toneladas de arroz paddy, en 263.000 hectáreas. Desde hace ya varias décadas habíamos logrado pleno abastecimiento del mercado interno e inclusive a partir de 1989 registrábamos exportaciones a Colombia, al punto que en 1995 se consolida como rubro líder en las exportaciones agroalimentarias a ese país, alcanzando los $ 24.298.650. Igualmente se llegaron a colocar excedentes importantes en Brasil y algunas Islas del Caribe. Fue de tal trascendencia el desarrollo que trajo consigo este grano, junto al maíz a los estados llaneros, que en la ciudad de Acarigua en la década de los 80 se levantó El Monumento a la Espiga, como un agradecimiento de su gente al progreso impulsado por la siembra de estos cereales.

Desafortunadamente, alrededor del 2008, el sector comienza a mostrar las graves consecuencias de las medidas económicas del gobierno de Hugo Chávez Frías. Al comparar la superficie establecida en el 2008 con respecto a las 104.000 hectáreas que se estima fueron cosechadas en el 2016, la caída es de 61 %. Tristemente, luego de 18 años de desaciertos, y de las limitaciones impuestas, la agroindustria nacional para el presente año solo está en capacidad de satisfacer alrededor del 30 % de la demanda interna. Hoy con vergüenza debemos aceptar que ocupamos el cuarto lugar en América entre las naciones que másimportan arroz.

El producto traído es de muy baja calidad siendo comercializado inclusive sin cumplir con la Normas Covenin. Contradictoriamente, el arroz importado desde Colombia, Brasil y Guyana, es vendido en las cadenas de distribución de alimentos por sobre los Bs. 35.000, mientras que el arroz procesado y envasado por la agroindustria nacional, se le asigna por parte del Sundde un precio máximo de Bs. 15.5560,86 el kilogramo.

No solo hemos desaprovechado la oportunidad de seguir avanzando en el camino hasta expresar todo el elevado potencial que dispone nuestro país para el cultivo del arroz, aun cuando poseemos condiciones excepcionales para alcanzar un rendimiento promedio nacional de 12.000 kilogramos por hectárea, lo cual nos colocaría entre los tres primeros lugares a nivel global, sino que en el absurdo proceder del gobierno de Nicolás Maduro, lejos de corregir los entuertos, ante la desesperanza y el hambre de un pueblo, se continúan imponiendo limitaciones al agro venezolano, mientras nuestro amante ministro de agricultura, Wilmar Castro Soteldo, anunció que el Gobierno espera abrir una fábrica de producción de fusiles Kaláshnikov en 2018. Sembraremos entonces balas y fusiles, y no el nutritivo arroz, que tanto hoy se extraña y urge en los hogares venezolanos.

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