El diario plural del Zulia

Ningún compromiso con el mal, por Padre Jaime Kelly

Desde el día de nuestro Bautismo recibimos el Espíritu Santo con sus dones y carismas para vivir de acuerdo al querer de Dios.

El compromiso de padre y padrinos es cuidar esa Gracia para que produzca buenos frutos y se manifieste en una vida tranquila, alegre y vivida a plenitud; pero lamentablemente el descuido, olvido, indiferencia y desconocimiento de la Gracia recibida y de la responsabilidad adquirida, no deja florecer la vida espiritual, y el ser humano crece y vive sin los frutos del Santo Espíritu que recibimos al ser bautizados, y se va apartando de la verdadera vida, que es la que Jesús nos ofrece, “ vivir a plenitud”.

Dice la palabra en 2 Cor 6,16: “Nosotros somos el Templo del Dios vivo. Dios lo dijo: Habitaré y viviré en medio de ellos, Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo”. Somos templo del Espíritu Santo y cuando ese Espíritu lo cuidamos y fortalecemos en nosotros para que cada día aumente más y más su Gracia, reconocemos entonces la Gracia de Dios Padre Creador y de Jesús, nuestro hermano mayor y redentor, y somos el pueblo que le reconoce como el único Dios en su diversidad y unidad; y todo ello trae al hombre: salud, paz, alegría y prosperidad.

Pero hermanos, cabe preguntarnos: ¿Cómo estamos viviendo nosotros, nuestra familia y la sociedad? Vemos mucha violencia, enfermedad, tristeza y miseria, es decir, todo lo contrario a lo que Dios desea para nosotros, pues Él desea que vivamos la vida a plenitud, es decir, Él quiere que seamos felices.

“Teniendo, pues, tales promesas, queridos hermanos, purifiquémonos de toda mancha del cuerpo y del espíritu, haciendo realidad la obra de nuestra santificación en el Temor de Dios” (2Cor 7,1.). El Espíritu Santo nos lleva a la Santidad de Vida, porque el don de Temor de Dios, nos hace respetar a Dios, evitando todo aquello que pudiera ofenderle. Lamentablemente por el pecado expulsamos al Espíritu Santo y es entonces donde el mal quiere y toma su lugar en nosotros, apartándonos de Dios.

Hermanos, apartémonos de todo compromiso con el mal que nos destruye, aunque llega a nosotros muchas veces con apariencias atrayentes y nos engaña, manipula y envuelve y terminamos sirviéndole y hasta adorándole con prácticas satánicas, que por darles un nombre más sutil y engañar, se les dice espiritismo o santería, y otros nombres que por su misterio atrae al hombre.

Dile no a Satanás en todas sus formas, busca conocer el misterio de amor y vida de Dios en Cristo Jesús. Vive a plenitud: cumple los mandamientos, ora, lee la Palabra de Dios, practica la misericordia y la caridad, busca la unidad, el bien común, se amable y deja a Dios vivir en ti por medio de su Santo Espíritu, viviendo los Sacramentos en especial la reconciliación y la eucaristía y tu vida cambiará, tu entorno cambiará, tu familia y nuestra nación cambiarán.

Pablo nos dice en Efesios 4,1-3 : “Yo, el prisionero de Cristo, les exhorto, pues, a que se muestren dignos de la vocación que han recibido. Sean humildes y amables, sean comprensivos y sopórtense unos a otros con amor. Mantengan entre ustedes lazos de paz y permanezcan unidos en un mismo espíritu”. Hermanos, no le demos cabida al mal, luchemos por un mundo mejor. Construyamos juntos la civilización del amor.

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