El diario plural del Zulia

El moribundo diálogo, por Douglas Zabala

Con caras amarradas y sentimientos de culpa, los directivos de la maltrecha MUD acaban de anunciarle al país que ni el pasado 6 de diciembre ni el reciente 13 de enero, hubo ningún tipo de diálogo entre Gobierno y oposición. Esta aclaratoria ocurre como consecuencia del incumplimiento a los compromisos contraídos por el Gobierno, tal y como lo expresara el Monseñor Pietro Cardenal Parolin. Hasta aquí, muy sobrada razón tendrá el liderazgo opositor para semejante anuncio, pero la otra parte del cuento no lo terminan de echar, porque saben que hay un país comenzando a dudar de sus asertividades dialogantes.

Sin necesidad de hurgar las lacerantes heridas de la unidad, el “agonizante” diálogo fue víctima de los ataques certeros de la candidaturitis presidencial, que embarga a quienes sin esperar el 2018, se precipitaron a escondidas de los agobiados por la crisis, como si el mandado estaba hecho y Maduro les iba aceptar la convocatoria a sus soñadas elecciones generales. Desde Capriles hasta el vecino más popular de Ramo Verde, todos sin excepción, colocaron primero sus deseos de vivir en Mira ores, que ir a las negociaciones a defender el mal vivir de los venezolanos.

Hoy quienes se niegan asistir a la mesa de negociaciones, como si no hubiesen roto un plato, nos anuncian que el régimen no tiene palabra, y que sin garantías no tiene sentido llegar a acuerdos con quien no tiene la menor intención de cumplirlos. Eso lo sabía hasta Énder, mi vecino, quien es un adeco resabido; sin embargo, nadie les ordenó haber suspendido la marcha anunciada hacia Mira ores y el enjuiciamiento político al engañifa y burlón Nicolás. Señalar ahora que en aquella oportunidad no existían mecanismos para la verificación y garantías del cumplimiento de acuerdos, es la simple confesión, de quien alega en defensa su propia torpeza.

Hasta ahora, todas las marchas convocadas por la MUD han sido inspiradas en la mera reivindicación política, incluso, la última hacia el CNE este 23 de enero, donde llevaba el piquete del ilusorio llamado a elecciones generales. No podrán con esa sapiencia que los caracteriza para el error y el enfrentamiento interno, asumir que en este país no existe posibilidad alguna de avanzar hacia una salida de la crisis, sino marchamos, eso sí, por una Venezuela sin escasez ni colas, por unas canillas de pan o tan siquiera convocar a marchar hacia las Gobernaciones y Alcaldías, para exigirles a estos mandatarios locales las ofertas incumplidas.

Nadie está pidiendo borrón y cuentas nuevas, ante este Gobierno que lo único que hace es cumplir los asesoramientos de Raúl Castro y su G2 cubano, pero muy bien que pudieran asumir una actitud más cónsona con la realidad que atravesamos quienes vivimos diariamente las consecuencias de este calamitoso Gobierno. ¿Habrá muerto el diálogo en verdad o feneció la vieja forma elitista de asumir el liderazgo otorgado por la mayoría, hacia quienes hoy se asumen como los cuatros fantásticos de la gran alianza opositora?

A decir verdad, el diálogo no está nada moribundo, él sigue vivito y coleando; solo que no podemos seguir poniendo los tiempos invertidos, rodeados de sueños y aventuras palaciegas. Primero, la lucha social, segundo, exijamos las elecciones de Gobernadores y Alcaldes. Y con Maduro, a ese no los quitamos de encima cuando corresponda constitucionalmente o cuando el pueblo así lo decida desde la calle.

Lea también
Comentarios
Cargando...