Missa defunctorum por la MUD, por Hugo Cabezas
Se volvieron a equivocar. Afirmaron que la elección de la Asamblea Nacional Constituyente aumentaría la violencia, pero, en el país reina la paz.
El oposicionismo no termina de entender al venezolano, y no puede entenderlo porque no lo conoce. No conoce su ethos cultural, no conoce su historia. No sabe, que los venezolanos somos amantes de la paz. Que la violencia y el terrorismo nunca habían estado presentes, como estrategias políticas, en la lucha por el poder. Por eso el contundente rechazo a la misma.
Craso error. Error que ha puesto al descubierto el cinismo, la falsedad y el caradurismo de dicho sector político, lo cual lo ha llevado a su atomización.
No podía ser de otra manera. Como a rma el dicho popular: estaban “pegados con saliva de loro”. Los unía el odio y el ansia de poder. Carecen de proyecto político y de una sólida dirección. El que gritara más duro y las consignas más fuertes contra el Gobierno, se convertía en el nuevo jefe de la asonada violenta y terrorista. Fredy Guevara, es el caso más emblemático de esta afirmación.
Pero, “se les acabó el pan de piquito”. La sabia decisión del presidente Nicolás Maduro, de convocar la Asamblea Nacional Constituyente, fue una certera estocada, en esta nueva derrota.
Los dirigentes de la MUD, deambulan en las páginas de los medios de comunicación, acusándose unos a otros, ya que, como es conocido, en política las derrotas siempre son huérfanas; después de jurar hasta la saciedad que no participarían en las elecciones regionales, ante la eminencia de la participación masiva del pueblo venezolano, como lo hizo el pasado 30 de julio, dicen que inscribirán ante el Consejo Nacional Electoral (CNE), sus candidatos.
“Piaron tarde pajaritos”, el mal ya está hecho, recuperarse de la derrota les resultará cuesta arriba. No basta con que Gerardo Blyde, diga “que el ciclo de las marchas y los trancazos se agotó”; no es su ciente que Tomas Guanipa afirme que: “la lucha por reconquistar la validez del voto no significa dejar de luchar en la calle”; poca –muy poca credibilidad tiene que Henrique Capriles, ante el fracaso del trancazo convocado para el martes 08 pasado, por la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), diga que debe ser evaluado ya que las personas “no responden” a las convocatorias, argumentando que: “Hay mecanismos de protesta a los que la gente no responde”.
A confesión de parte relevo de pruebas, dice un principio jurídico. La MUD está descuartizada. El pueblo venezolano se cansó de sus tropelías y le pasó recibo, ya no dan ni un peso por sus dirigentes.
Como en el Búho de Minerva, tan gris es su presente, que no tiene un horizonte futuro. Su deuda con el pueblo venezolano es tan grande y grave, que les será imposible pagarla. Por eso la MUD, recibe hoy una Missa defunctorum.
Muy amarga: Habló el jefe de la conspiración. Habló Donald Trump. Lo dijo todo. En su esquizofrenia anunció la invasión militar a nuestro país.
Muy dulce: Bien sabe Trump, porque así se lo han hecho saber “los halcones”, que el oposicionismo a liado en la MUD, fue incapaz de derrocar al presidente Nicolás Maduro. Y que, muy por el contrario, el proceso popular Constituyente en curso, le muestra al mundo el inmenso carácter democrático de la Revolución Bolivariana. Que somos una referencia revolucionaria que ha encontrado eco en amplios sectores de los pueblos del mundo. Que le hemos dicho al mundo que somos un país libre y soberano. Que somos un pueblo amante de la paz. Que hacemos de la libre determinación y la libertad de los pueblos un principio inalienable. Que hacemos de la solidaridad y la cooperación principios fundamentales para un nuevo relacionamiento internacional. Debe saber, igualmente, que los venezolanos jamás doblaremos la cerviz ante nadie. Que la dignidad es nuestro honor. Que nuestro proceso histórico ha sido escrito con la sangre de nuestros libertadores. Que en Venezuela pueblo y Fuerza Armada Nacional Bolivariana conforman una alianza cívico-militar indisoluble. Trump debe saber que, NUESTRO MAYOR ORGULLO ES SER VENEZOLANOS.
