El diario plural del Zulia

María de Coromoto, por Padre Jaime Kelly

En este mes de septiembre la Iglesia Católica venera a María Madre del Hijo único de Dios y Madre Nuestra, por su nacimiento (8 de septiembre), y nuestra Iglesia venezolana se viste de gala para homenajear y honrar, además, bajo la advocación de Nuestra Señora del Valle, patrona del oriente del país, y celebrar de una manera especial, su aparición y manifestación en Venezuela, como Virgen de Coromoto, patrona de nuestra nación, con un mensaje especial, que cada día cobra más vigencia en el país, ante la crisis y pérdida de valores por la cual atraviesa.

El 8 de septiembre de 1652 tuvo lugar en suelo venezolano, la aparición de nuestra Madre, la Virgen Santísima, al cacique de los Coromotos. El Episcopado la declara Patrona de Venezuela y el Papa Pío XII concedió la coronación canónica el día 11 de septiembre de 1952, fecha que los venezolanos y habitantes de esta tierra, conmemoramos y celebramos cada año, con alegría y agradecimiento a Dios, por la visita de la reina del cielo y de la tierra, a nuestra patria.

No hemos de olvidar nunca el mensaje que nuestra Madre dirigió a los indios Coromotos, y hoy en día a nosotros. Es un mensaje actual, vigente y urgente de ser reflexionado, compartido y más aún vivido, es decir, responder a él con presteza, con responsabilidad, con compromiso y devoción. Recordemos el mensaje y su invitación. “Vayan a que los blancos para que los bauticen y puedan llegar al cielo”.

La invitación para ti y para mí es reflexionar sobre el bautismo, lo que trae a nuestras vidas y lo que hace en ella. A través del Bautismo nosotros recibimos el Espíritu Santo y su Gracia Santificante, para darnos una participación verdadera y real de su naturaleza Divina, hacernos hijos de Dios y herederos de la Gloria. Con el Bautismo somos purificados, renaciendo a la verdadera vida.

Los venezolanos necesitamos renacer a la verdadera vida en el Espíritu, reconciliarnos con nosotros mismos, con Dios y con los hermanos; y ¿cómo hacerlo?

El Evangelio según san Juan (Jn, 3, 4-6) nos da la respuesta: Nicodemo (un personaje judío) le dijo al Señor: “¿Cómo renacerá el hombre ya viejo? ¿quién volverá al seno de su madre? Jesús le contestó: En verdad te digo, el que no renace del agua y del espíritu, no puede entrar en el Reino de Dios. Lo que nace de la carne es carne y lo que nace del Espíritu, es espíritu”.

Para profundizar en este diálogo de Jesús con Nicodemo, y hoy contigo y conmigo, leemos en la Palabra de Dios, Gálatas 5, 19- 23, que nos dice: “Es fácil reconocer lo que proviene de la carne: libertinaje sexual, impurezas, culto a los ídolos y magia, odios, ira y violencia, ambiciones y divisiones… Los que hacen tales cosas no heredarán el Reino de Dios… En cambio, el fruto del Espíritu es caridad, alegría, paz, comprensión, generosidad, mansedumbre y dominio de sí mismo”. En estos versículos podemos ver reflejada la situación de Venezuela, y lo que esperamos y anhelamos de ella.

Nuestra madre la Virgen de Coromoto quiere llevarnos hacia quien nos puede dar la verdadera vida, nuestro Señor Jesucristo. Si queremos que nuestro país Venezuela tenga nueva vida, dejé- monos conducir por el Espíritu Santo. Hermanos, celebremos la fiesta de nuestra patrona María de Coromoto, respondiendo a su invitación para volver a la pureza del Bautismo y alcanzar desde ya el cielo en esta tierra. Virgen de Coromoto Patrona de Venezuela, Renueva la Fe en toda la extensión de Nuestra Patria, Amén.

 

 

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