El diario plural del Zulia

Maduro está dando palos de ciego, por Fausto Masó

Maduro pretende presentarse como el que intenta salvar Pdvsa, una empresa creada por la democracia, otra demostración de la grandeza de los gobiernos democráticos. No engaña a nadie. Hemos repetido hasta el cansancio que la mejor época de la historia nacional ha sido la de los presidentes adecos y copeyanos, cosa que todavía muchos rechazan, no reconocen que la izquierda y los militares han sido la ruina al país. La obra de la democracia y del gobierno de López Contreras, ha sido destruida por una retórica de unos irresponsables incapaces de administrar un simple abasto. Desplazaron a gente que sabía lo que estaba haciendo, pusieron ellos manos a la obra y no dejaron nada en pie.

El director ejecutivo de la Federación Unitaria de Trabajadores Petroleros de Venezuela, Eudis Girot, aseguró que Pdvsa produce apenas 2,4 millones de barriles de petróleo por día, un millón de barriles menos que antes de 2008”. “Están acorralados por sus decisiones erróneas y por eso quieren devolver las contratistas que fueron expropiadas”, manifestó la diputada de la AN, Desirée Barboza, coordinadora regional de Voluntad Popular, quien aseguró que las contratistas expropiadas por orden de Hugo Chávez en 2009 no funcionan desde el momento en que fueron nacionalizadas. Indicó que los muelles de las contratistas son un cementerio de lanchas, gabarras y barcazas hundidas. “En el 2009 no les importó dejar a más de 20 mil trabajadores desempleados y sin dinero para mantener a sus familias. No tienen idea del daño que le causaron a estas personas y las pérdidas económicas que generaron en los municipios Lagunillas, Simón Bolívar, Cabimas, Valmore Rodríguez. Ahora, pretenden llegar con unas supuestas estrategias para recuperar la confianza de los contratistas, pero nadie confía en este Gobierno”. Hay un propósito de enmienda, pero a Maduro le resulta imposible reconocer que el padre de la revolución es el culpable de la destrucción. Maduro solo ha completado su obra, y ahora cuando mira a su alrededor comprende el desastre. Pero, ¿qué puede hacer? ¿Reconocer que el peor gobierno democrático fue mejor que el chavismo? Nunca lo hará y además un discurso ponzoñoso le impide ver la verdad, aceptar que las ideas de izquierda nos arruinaron.

Leemos en EFE: “El desabastecimiento en Venezuela ha provocado un aumento de la malnutrición infantil, un problema que siempre ha enfrentado el país caribeño pero que ahora se ha agravado por la falta de fórmulas lácteas y alimentos con proteínas”. Ahora alimentan los niños con “biberones de agua de maicena, chicha, sopas de ahuyama”. Los hijos de la democracia crecieron sanos y fuertes, bien alimentados en una palabra. Algunos de ellos, por desgracia, creyeron las falacias de la izquierda y destruyeron al país. Hoy los hijos de la revolución representan una generación similar a las del siglo XIX.

Es demasiado pedirle a Maduro que reconozca esa verdad, le es imposible. El país está en un despeñadero, del cual saldrá tarde y temprano cuando reconozca el mal que le ha hecho a Venezuela esta supuesta revolución. Eso ocurrirá, paciencia. Maduro firma acuerdos de cooperación entre las empresas Pdvsa y la empresa rusa Rosneft. Servirá de poco. Nadie apuesta a que permanecerá mucho tiempo en el poder, pero como siempre a veces la gente se equivoca porque no hay a mano quien lo reemplace. ¿Habrá que esperar al fin del período? Mientras, como dijimos, Maduro da palos de ciego y el país no marcha hacia ninguna parte.

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