¡Luchar hasta vencer!, por César Ramos Parra
Después de la tempestad vendrá la calma. Después de las nubes el sol. Nuestro país, con la ayuda infinita del Señor, debe continuar sin tregua su lucha, hasta ver en el horizonte los albores de su libertad. Ha sido y será un esfuerzo muy duro de todos hasta el final; un parto difícil que, sin lugar a dudas, nos permitirá retomar la senda de la unión, el progreso, el desarrollo integral de nuestro pueblo. Es lo que anhelamos, es la causa por la cual luchamos y esa será la recompensa al esfuerzo. Fue el sueño de nuestros caídos, quienes trascendieron a este mundo con esa esperanza y debemos honrar su memoria, haciéndola realidad.
La movilización masiva, espontánea y decidida del pueblo el pasado 16-J, constituye una manifestación de coraje y decisión, sin precedentes a nivel mundial, que realza nuestro gentilicio y nos transforma en un referente universal como pueblo de paz, alegre, amante de la libertad, que desea superar el conflicto buscando alinearse en un ámbito de armonía, con una elevada capacidad de resiliencia para superar la adversidad.
Hemos logrado atraer la atención de todas las naciones y pueblos del mundo, su admiración, identificación y solidaridad en este inmenso esfuerzo, por cuya razón afirmo, que estos sacrificios serán coronados con la victoria.
Venezuela es un país privilegiado, cuya mayor riqueza somos sus hijos, excelentes potencialidades en recursos naturales, ubicación geográfica, puerta de entrada a la América del Sur. Las serias vicisitudes por las cuales atravesamos, nos harán crecer más como nación, redoblarán nuestro amor por ella y redimensionaremos nuestros aportes para transformarnos en un país de primera, al retornar a la normalidad.
Esta patria ha parido muchos libertadores, comenzando por nuestro insigne Simón Bolívar, por ello no es concebible doblegarnos ante la neoesclavitud a la cual pretenden subordinarnos. Estamos demostrando que las armas del régimen opresor jamás podrán doblegar la conciencia libertaria de un pueblo noble y aguerrido, como el nuestro. Tenemos que continuar avanzando, sin desmayo, con una gran fortaleza espiritual. Pronto veremos en el horizonte el hermoso arcoíris de la libertad. Unidad, firmeza y fe.
