El diario plural del Zulia

Los papeles de Panamá, por Luis Fuenmayor Toro

Dedicaré poco espacio y tiempo a esta burda manipulación de Estados Unidos (EE.UU.). Llamo solo la atención de aspectos puntuales de los “papeles panameños”, así como la manipulación extranjera y nacional al respecto. Se trata de una filtración de millones de documentos de la consultora Mossack-Fonseca, con sede en Panamá y otros países (Suiza, Islas Caimán, EE.UU., Islas Vírgenes Británicas, Luxemburgo). Se efectuó a través de unos hackers, es decir, ilegalmente, y evidencia la creación de 200 mil empresas en los mencionados paraísos fiscales, donde el secreto permite usarlas en lavar dinero de corrupción y narcotráfico, eludir pagos impositivos y burlar los controles de estados subdesarrollados sobre las contrataciones con grandes transnacionales.

El paladín de la democracia, la ley y la justicia, reconoció al fin que financió la operación, por lo que los hackers actuantes no son delincuentes como Julián Assange, acusado del conocido caso de WikiLeaks. Si el hacker actúa para EE.UU. es una persona decente y digna de un Nobel por sus servicios. Si no, es un perseguido por la justicia internacional. Curiosamente, entre los papeles no se encontró ni uno solo de EE.UU., a pesar de que estados de la Unión, como Delaware, se comportan en forma idéntica a los paraísos fiscales señalados. De nuevo la doble moral: si el paraíso fiscal es estadounidense es bueno, si es de otra parte del mundo es malo. Es claro que EE.UU. denigra de los demás paraísos fiscales para que sus capitales vuelen a bancos norteamericanos.

La prensa “libre” occidental, defendida por Obama y la oposición venezolana de la MUD, se encargó de poner la fotografía de Vladimir Putin en todos los encabezados escandalosos de los papeles panameños, a pesar de que ninguno de éstos le atribuyó al líder ruso la propiedad de ninguna empresa del mercado Offshore. Relacionaron uno de los papeles con un descendiente de Mao TseTung, quien murió mucho antes de la existencia de Panamá como paraíso fiscal. La manipulación calumniosa de esta prensa es deleznable e indigna siquiera de prestarle ninguna atención en sus quejas sobre nuestros países y sus gobiernos. Nuestros atrasados políticos, por su parte, no perdieron la ocasión para acusarse unos a otros de ser propietarios de empresas centrífugas en Panamá.

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