El diario plural del Zulia

Los frutos de la ira, por Leonardo Atencio Finol

En estos días, todas las publicaci0nes y opinadores expresan la agonía que vivimos a diario los venezolanos por un desastroso experimento que se denominó “Socialismo del siglo XXI”. Hace 17 años, la mayoría de los venezolanos, cansados de la actuación de los partidos políticos tradicionales, fueron cautivados por un aventurero populista que les dijo lo que querían oír, llenándolos de esperanza vana, pues sabía que no podría cumplir con lo prometido. Hoy, después de un lento pero consistente proceso de deterioro, la población vive la trágica realidad de que el castillo de naipes, edificado sobre los altos precios del petróleo, se cae debido a los fuertes e inesperados vientos de cambios del mundo globalizado que el régimen no quiere reconocer, congelado en el tiempo y empecinado en sostener un modelo que hace aguas por todos lados. A este empecinamiento, Moisés Naim denominó “necrofilia ideológica”.

Hay un consenso generalizado, incluyendo a muchos chavistas, que el problema de Venezuela es el señor presidente Maduro que no ha sabido administrar el mandato popular, de hace tres años. También hay diferencias sustanciales sobre la forma constitucional de salir del problema, que no será de inmediato porque hay largos protocolos y lapsos a cumplir. Además, el régimen usará todas las estrategias posibles, lícitas o no, para torpedear esas aspiraciones. Por lo pronto, ya salió un abogado constitucionalista, otrora vanguardia de la oposición, que expresó, casi de manera apocalíptica, “Los lapsos no dan para lo que ellos (la oposición) plantean desde el punto de vista de la realidad”. Asimismo, aseguró que la renuncia presidencial, esgrimida como salida por un sector de la oposición, no es una opción.

No obstante, para lograr el objetivo supremo de salir del problema, es indispensable hablar de acuerdos y convenios que posibiliten una transición lo más ordenada posible. El camino de una confrontación civil, producto de un estallido social, que aúpan algunas individualidades, sin menoscabo de la lucha legítima y democrática de la sociedad civil, es una estrategia letal porque resultaría en una masacre ante el accionar de las FAN definidas como chavistas, socialistas y revolucionarias. Ellas no dudarían en actuar como en el pasado reciente, pues “unidas alrededor del proyecto vigente” no querrían perder las posiciones de poder conquistadas, como siempre lo ha manifestado el alto mando militar, con acciones y palabras concretas. El peligro de un golpe militar o autogolpe es una espada de Damocles en los tiempos que corren.

 

 

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