El diario plural del Zulia

Lo que después de todo me da risa, por Énder Arenas Barrios

La primera vez que me reí tenía cuatro meses, recuerdo perfectamente el momento, porque después lloré, lloré mucho y hasta tuve una semana hospitalizado. Claro Uds. dirán que es imposible que recuerde algo vivido a los cuatro meses, pero si, lo recuerdo perfectamente: mi papa me lanzaba por los aires y yo me orinaba de la risa y en una de esas lanzadas por el aire salí volado sobre su cabeza y fui a pegar la mía en el piso. Pero no perdí la costumbre de reírme, aunque para ser justo cada vez que lo hago, y lo hago mucho, me duele la cabeza.

Por supuesto ahora me la paso con ese dolor, pues hay muchos motivos para reírse, aunque, seamos también justos aquí, hay más motivos para llorar, pero yo he encontrado la forma de reírme de mi mismo, inclusive de mis ganas de llorar.

Les cuento, por ejemplo, hace poco solicite los dólares de Cencoex un banco del Estado para viajar a Canadá, donde se encuentra viviendo mi hija menor, no bien llegue a hablar con la promotora y esta, una señorita, bien parecida, que el banco tiene para esos menesteres, soltó la carcajada, inclusive, como estaba comiéndose un sándwich de mozzarela la risa casi la ahoga y estornudó queso por todo su escritorio manchando mi carpeta de los recaudos, afortunadamente esta era marrón y no se veía mucho.

La promotora me miro, todavía recuerdo sus ojos morrones y me dijo: Ud. es el de la TV, es mas cómico aquí que en su programa, ja, ja, ja, ji, ji, ji y, allí mismo me soltó lo que ya yo temía: y que dólares, señor, esos están igual que el Acetaminofé.

Yo no aguanté más y en lugar de coger una rabia, también reí hasta el acceso de tos que llamo la atención del gerente y me sacó con la vigilancia del banco. Creo que la señorita también la botaron porque he recibido varios mensajes de textos de una tal Nelly Parra sacándome la madre por haber perdido el empleo y por supuesto casi me ahogo de la risa, no por burlarme de semejante tragedia, sino porque una vez compruebo que tengo un especie de imán para ese tipo de evento.

Bueno hay otras cosas que producen risa, no solo a mí, sino a medio país, cosa bastante buen, pues en medio del estado general de calamidades a los que nos ha sometido el régimen todavía nos queda un espacio para reírnos de las vainas que se hacen y no se hacen, especialmente, por el régimen.

Un ejemplo, de esto es la jornada de trabajo de solo dos días en el sector público. Los funcionarios públicos, están verdaderamente ca…. de la risa, pues cobran, no muuuucho, pero cobran por dos días de trabajo y el resto de la semana obtienen un dinerito extra superiora varios meses de su sueldo en la administración pública pues casi todos se van a los Bicentenarios a ejercer públicamente otra función y yo me río a pierna suelta cuando oigo a Maduro y a Arias hablando de que ahora estamos encaminados a ser un estado potencia y un país potencia.

Otra cosa que nos da risa a todo el país es la jornada de la firma. Esa vaina si fue una fiesta divertida, la gente se reía, no solo por firmar, sino que todos nos imaginábamos la cara de ññ que tendrían viendo las imágenes por las redes sociales el respetabilísimo presidente de la república y la señora Tibisay Lucena.

Pero aquí entre nos, hay vainas que en verdad me a…., por ejemplo, cuando se va la luz, cuando me quedo sin agua, cuando no consigo la harina PAN, ni el desodorante, cuando me roban el celular, cuando tengo que ir a despedir a mi hija al aeropuerto, cuando Maduro habla porque lo hace como si estuviera ausente y cuando calla aunque esté presente porque todos sabemos que también está ausente. Aunque luego toda esa rabia se me pasa cuando me acuerdo del cuento del pajarito y vuelvo a reírme hasta el desmayo.

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