El diario plural del Zulia

El linchamiento en Venezuela, por Gervis Medina

Escudriñando las notas del Capítulo Criminológico, Ensayos universitarios y más de 100 artículos de prensa en los primeros 4 meses del año 2016, llama poderosamente la atención, el fenómeno del “linchamiento”, mejor conocido como el delito de las multitudes; el cual advierte la irresponsabilidad penal de las multitudes frente a este tipo de delito, y, en general, a cualquiera.

Vengo advirtiendo, en Venezuela, se vive el axioma “El hombre es el Lobo del Hombre”; que debe ser explicada en el marco de las condiciones en que se produce, en términos de los actores que participan, del contexto normativo, de las interacciones sociales y del funcionamiento de las instituciones. En su dinámica, por un lado aparece un individuo cuya relación con las demás personas está basada en la violencia y que aprovecha la ineficiencia del aparato policial y del sistema penal.

Por otro lado, aparecen las victimas que sufren por la impunidad y se arman, contratan vigilantes, organizan ‘patrullas vecinales’ o toman justicia por su propia mano. Estas acciones, que se generalizan constantemente, resultan tan indeseables como la violencia delictiva y parecieran derivarse de una percepción deformada en la cual el riesgo imaginado es mayor que el real. Las ciencias jurídicas no se han ocupado del todo, la incapacidad de la policía para atender las denuncias, procesar y capturar a los delincuentes y la ineficiencia del sistema judicial, en términos de la lentitud y de la negligencia para la imposición de las penas, se convirtieron en problemas crónicos para la sociedad venezolana.

Para comprender la criminodinámica del delito cuando no actúa en un hombre solo, o en una banda, sino en una multitud, nace con una burla, un grito, un asesinato, un robo, esta genera una furia en alguien, a la gente le parece un hecho cómico, o una actitud ridícula de parte del hombre que discute con un muchacho, pero si de pronto el hombre le pega al chico, la gente pasa de esa reacción de carcajada a una reacción de indignación. Pueden linchar al sujeto, porque toda la violencia que surge de una multitud es completamente espontánea, no es programada, por lo tanto, no existe dolo.

Me permito llamar su atención en ese sentido, para que se comprenda el porqué del linchamiento, y cuáles hilos invisibles lo gobierna. Para ello es sumamente importante definir la multitud en relación a muchedumbre, conceptos muy parecidos, pero diferentes. En el primero, se trata de una reunión de elementos heterogéneos, de personas desconocidas, inorgánicas. La muchedumbre, al decir de penalistas como Rossi o Jiménez de Asúa, consideran que una “muchedumbre” “es la matriz de las multitudes”, que es “una reunión de individuos idénticos por temperamento o por relación de intereses, que operan en las mismas circunstancias de tiempo y de lugar, motivada por causas únicas idénticamente concordantes”.

El individuo puede ser puesto en un estado tal, que su personalidad consciente es transformada, al grado de que obedecen todas las sugestiones del evento hipnotizador (en algunos casos la impresión del delito que se observa), y le sume en tal estado, llegando a realizar actos “delictuosos”, o “contrarios a su carácter y a su educación o hábitos”, como los recientes hechos divulgado por las redes sociales y la prensa nacional; De esos hechos podemos extraer las variadas características de la multitud: es decir, la impulsividad, movilidad, irritabilidad, sugestibilidad, credulidad, exageración, simplismo de sentimientos, intolerancia, autoritarismo, conservadurismo y moralidad. Todos estos sentimientos duran un instante. Desde el punto de vista moral, estos impulsos a los cuales obedece la multitud, pueden ser, según las excitaciones, generosos o crueles, heroicos o pusilánimes, pero será siempre de tal modo imperioso, que el mismo interés de conservación, no podrá dominarlos.

Hay que prestarle atención a los linchamientos, ya que éstos son fenómenos situados en la última línea de la tolerancia social. Los que hemos presenciado están relacionados a delincuentes comunes, mañana puede recaer en los actores políticos, que actúan con irresponsabilidad. Olvidé una característica más, la imitación, luego de producirse un linchamiento, suele liberarse una energía inconsciente en la masa que busca repetir este tipo de conducta. Más que un contagio, es un efecto del corazón humano, “homo homini lupus”.

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