El diario plural del Zulia

Líderes nacionalistas, por Dr. Ángel Rafael Lombardi Boscán

Francisco de Miranda (1750-1816): el “Precursor” nunca tuvo reparos de conceder a la “pérfida Albión” (Inglaterra) todo el comercio continental americano a cambio del apoyo político/militar para que él mismo (pecado de vanidad) pudiese encabezar la liberación de las colonias españolas. Lo máximo que logró fue un tibio respaldo a la solitaria, suicida y fallida invasión del año 1806.

Simón Bolívar (1783-1830): “Los Estados Unidos parecen destinados por la providencia para plagar la América de miseria en nombre de la libertad”, frase descontextualizada y abusada hasta el cansancio por los anti-imperialistas de todas las épocas. Sin reparar en la contradicción de que Bolívar siempre estuvo a gusto con otro imperialismo mucho más poderoso en ese entonces que el embrionario de la América del Norte: el británico. La Legión Extranjera fue básicamente inglesa, y en los “años del purgatorio” (1827-1830) donde su poderío declinó y fue contestado por Páez y Santander, llegó a sugerir que los territorios liberados, entonces presa de la anarquía, se le concedieran como protectorado al Imperio Británico. Inglaterra, el gran imperio del siglo XIX, se cobró duro su “desinteresado” apoyo a nuestra Independencia: arrebatándonos el Esequibo.

Antonio Guzmán Blanco (1829-1999): Afrancesado hasta la médula. “El Gran Civilizador” se recluía en París para descansar de la barbarie de sus congéneres en el trópico. Su gusto por la etiqueta y la refinación gala no fue capaz de imponerla en el país. El amago de unos ferrocarriles maltrechos y algunas reformas drásticas como la de poner a la Iglesia en cintura forman parte de su legado de autócrata ennoblecido.

Cipriano Castro (1858-1924): El más “grande nacionalista” venezolano, el mismo de: “La planta insolente del extranjero ha profanado el sagrado suelo de la Patria”, cuando ocurrió el Bloqueo del año 1902, hacía y deshacía alianzas con las compañías del asfalto extranjeras de acuerdo a las comisiones que recibía.

Juan Vicente Gómez (1857-1935): Llegó al paroxismo de entregar todo el petróleo venezolano a las compañías extranjeras: inglesas, holandesas y estadounidenses a cambio de que éstas le ayudaran a mantenerse en el poder hasta que la muerte le alcanzara. Las malas lenguas dicen que la Ley de Minas e Hidrocarburos durante su dictadura fue redactada por los mismos abogados del trust del petróleo. Hasta Margarita, nuestra isla turística, estuvo en los planes del Kaiser Guillermo II para asentar ahí una base naval con acorazados germanos. Gómez, que tenía admiración por el paso de la oca, fue disuadido por los “amigos” estadounidenses a no conceder ese regalo.

Marcos Pérez Jiménez (1914-2001): Otro dictador, amante de las construcciones faraónicas, y que mantuvo las facilidades de la explotación petrolera a unas empresas/enclaves extranjeras que ninguneaban al obrero venezolano. Para el poder tiránico, ser nacionalista, implica un pacto con el imperio de turno, en éste caso: USA.

Hugo Chávez (1954-2013): Denunció al imperialismo gringo hasta el cansancio pero nunca dejó de hacer negocios con ellos. Hizo de China un imperio bueno e hipotecó a estos las riquezas del país. Lo más pintoresco fue el haber entregado la soberanía nacional a una isla pequeñita y empobrecida como Cuba, que hoy, vuelta al redil de USA, ni se acuerda de la “ayuda” venezolana.

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