El diario plural del Zulia

Las trompadas de Trump, por Maryclen Stelling

El triunfo inesperado de Donald Trump ha generado una conmoción en el campo de los análisis, predicciones y sondeos. Al respecto han surgido diversas explicaciones que pretenden dotar de sentido el asombro, la sorpresa y el temor a lo desconocido. Unas apuntan a la búsqueda de una lógica científico-racional; otras suenan a elucubraciones, expiaciones y hasta exorcismos. En general, acusan la búsqueda afanosa de la consonancia cognitiva.

Fallaron y se derribaron las encuestas, fueron derrotados los conglomerados mediáticos ¿Cómo explicarlo? ¿Representaban medios y encuestadoras intereses, económicos, políticos? ¿Favorecieron, sin querer queriendo la candidatura de Clinton? En el caso de los sondeos, 90 % se equivocó y expertos señalan fallas en el diseño muestral y metodológico; el desprecio al discurso, las promesas y amenazas de Trump; el desconocimiento al contexto político y económico del país. Desde otra perspectiva, se afirma que se desoyó la voz del pueblo y que, además, fueron engañados por el electorado pro Trump, quién –ya sea por desconfianza en las encuestas, ya sea por presión social y temor– ocultó su preferencia en la etapa preelectoral.

Desde el desprecio, hay quien afirma que ganó aquel que es reflejo de la sociedad que somos “patriarcal, misógina, machista, homofóbica, xenófoba, racista, sexista y fascista”. Para otros, el triunfo se interpreta como expresión y consecuencia del proceso de implosión de un sistema en decadencia.

Otras explicaciones se fundamentan en el móvil del electorado que condujo al triunfo y en la estrategia discursiva de Trump, en sintonía con la derecha blanca y los grupos racistas. La bajísima autoestima de una clase media blanca, víctima de un creciente proceso de depauperización, grupo poblacional harto que apuesta a un outsider, quien parece no responder al establishment. Ciudadanos convencidos de que el triunfo de Trump supone el rescate y reconstrucción del modelo de la gran nación elegida por Dios.

Finalmente, hay quien enmarca el análisis del sorpresivo triunfo y la conmoción política de la derrota de Clinton en la era de la política posverdad. Realidad electoral que sobrepasa cualquier explicación racional y expresa la relevancia de la emoción, la creencia, la visceralidad o la superstición en la formación de la opinión pública.

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