El diario plural del Zulia

Las noticias de los miedos ocultos, por José Luis Zambrano

Venezuela parece un carnaval incierto de noticias encontradas. Mientras muchas naciones hacen causa común para entorpecer las acciones y la autenticidad de un Gobierno que hace lo imposible por arroparse con la cobija menuda de su legalidad, el fantasma de la contradicción parece zumbarle en los oídos a Miraflores e ir en contracorriente a sus propios puntos de vista.

Han sido reiteradas las afirmaciones del régimen en el pasado de no contar con presos políticos. Han sustentado este rechazo, aclarando con su solemnidad insuficiente, que quienes están tras las rejas son meros delincuentes, pese a no comprobárseles por lo general, delito alguno y se convierten en carne de cañón de los empeños de una dictadura por hacer prevalecer sus dominios.

Pero los acontecimientos de los últimos días demuestran la existencia de un leve temor entre los personeros del Gobierno venezolano. Hay un mensaje entre líneas –muchas de ellas parecen curveadas y retorcidas–, que prevalece un enfebrecido interés por demostrar unas intenciones reales por calmar los estragos de sus votaciones de pacotilla.

Han liberado una sarta de presos políticos. Lo han hecho con un desgano indómito y con la débil convicción de persuadirle al mundo que cuentan con un carácter democrático. Toda esta farsa la ejecutan después de efectuadas unas elecciones que nadie en el planeta se creyó. Por ello, la única manera de hacerlas creíbles es utilizando el esquema de siempre: montar un ambiente de conciliación, de diálogo nacional y de supuesta rectificación.

Ahora fueron 39 presos políticos. Maduro los catalogó como personas que realizaron “violencia política”. La verdad es que sólo 23 son del bando opositor, mientras el resto son “colectivos” revoltosos apresados recientemente en una caminata, cuando Henri Falcón estaba en campaña.

De los liberados en El Helicoide, los más resaltantes son el general del Ejército, Ángel Vivas, y el ex alcalde de San Cristóbal, Daniel Ceballos. Llevan medidas cautelares sobre sus espaldas, con las remozadas restricciones acostumbradas. Mientras, el Foro Penal, defensor acérrimo de los derechos de los justos, espera por la respuesta adecuada a los 357 encarcelados políticos, entre ellos 12 menores de edad y 50 mujeres. De esa totalidad, 12 tienen órdenes de excarcelación desde hace tiempo y no han sido cumplidas hasta la fecha.

A la víspera de estos acontecimientos, otros se vienen suscitando con intensidad. En Cúcuta el Parlamento Latinoamericano estudia la revocación de las visas y la congelación de activos a funcionarios del régimen en cada una de estas naciones.

Al mismo tiempo, el secretario general de la OEA, Luis Almagro, en su lucha empecinada por la libertad de Venezuela y con su cordura presta a mantener una buena lógica hemisférica, reveló recientemente que cuatro países pertenecientes al organismo planean denunciar al Presidente venezolano por delitos de lesa humanidad y crímenes de guerra, ante la Corte Penal Internacional.

Posición similar manifestó el vicepresidente de EEUU, Mike Pence, quien hará una petición esta semana en plena asamblea general de la OEA en Washington, para suspender a nuestro país de dicha organización.

Los recovecos interminables de la política hacen presagiar ráfagas y confusiones para los días venideros. Será una lucha entre quienes desean afianzar su dominio en un país hecho trizas y unos factores internacionales que tratan de aplacarle el poder a un sistema absolutista que mata a su pueblo de hambre y desesperación.

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