El diario plural del Zulia

Las constituyentes en nuestra historia, por Jorge Sánchez Meleán

En nuestra historia constitucional de 26 Constituciones, solo en nueve oportunidades hemos acudido a la gura de la Asamblea Nacional Constituyente. Las dos primeras veces nadie dudaba de su necesidad, en 1811 y 1830.

El Congreso General de 1811, tenía el objeto de elaborar la primera Constitución de Venezuela, pues surgíamos como nuevo Estado independiente de la Corona Española.

Diez y nueve años después, el Congreso Constituyente de Venezuela en 1830, debía replantearse al Estado venezolano luego de la separación de la Gran Colombia.

Después de estas dos experiencias, las constituyentes que hemos tenido no tuvieron como objeto transformar al Estado y crear un nuevo ordenamiento jurídico, sino reconstruir el hilo constitucional, roto por algún golpe de Estado, con excepción de la de 1999, que según Brewer Carias, más bien lo dio.

En 1858 la Gran Convención Nacional sanciona una Constitución para recomponer el orden constitucional, tras el golpe contra J.T Monagas de la Revolución de Marzo, liderizada por Julián Castro.

En 1864, una Asamblea Constituyente sanciona la Constitución en que pasamos a ser los Estados Unidos de Venezuela, después de la Guerra Federal.

Veintinueve años después, en 1893, la Revolución Legalista de 1892, comandada por Joaquín Crespo, desemboca en una Asamblea Constituyente que sanciona un nuevo texto fundamental.

Pero solo ocho años después en 1901, la Revolución Liberal Restauradora comandada por Cipriano Castro, convoca otra Asamblea Nacional Constituyente que aprueba una Constitución a la medida de las aspiraciones del nuevo autócrata.

Posteriormente transcurrieron 46 años, para que en 1946 la Junta de Gobierno producto de la Revolución de Octubre de 1945, convocara una nueva Constituyente que sancionó en 1947 una nueva Constitución.

Luego del golpe a Rómulo Gallegos en 1948, el gobierno militar liderado por Pérez Jiménez convocó una Asamblea Constituyente. Se produjo un gran fraude electoral en su elección, de la cual emanó deslegitimada, la Constitución de 1953, donde nos convertimos en la República de Venezuela.

Pasaron 46 años, para que se convocara una nueva Asamblea Constituyente, por parte de Hugo Chávez en 1999. Fue convocada mediante referéndum y por la misma vía se aprobaron sus bases. El texto resultante de Constitución se sometió nuevamente a la aprobación popular. Por primera vez en nuestra historia, en 1999 se consagró en una Constitución la gura de la Asamblea Nacional Constituyente, inspirada en esa experiencia. En 2007, a través de referéndum, ese texto constitucional fue ratificado.

Hoy, a solo diez años de la ratificación popular de ese texto, se quiere llevar de manera sorpresiva y apresurada al país a una nueva Constituyente que la mayoría de los venezolanos rechaza. En Venezuela no hay una crisis de Estado sino de Gobierno. Y para colmo de males, se la quiere imponer pasando por encima del soberano, violando groseramente el orden constitucional. Ojalá Maduro, haciendo un alto en su habitual superficialidad, analizara lo que le pasó a J.T Monagas, cuando se empeñó en imponer una nueva Constitución en 1857, que nadie quería, escogiendo él a quienes debían aprobarla. Algo similar le puede ocurrir, 160 años después. El fin de los autócratas es siempre parecido.

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