La rectificación necesaria, por Manuel Ocando
En una Venezuela en donde se evidencia la existencia de una grave crisis económica, una encuesta publicada por los medios de comunicación recientemente muestra una gran percepción negativa sobre el gobierno chavista, iniciado hace 17 años con el fallecido expresidente venezolano, Hugo Chávez. De acuerdo a la encuesta preparada por la consultora Meganálisis, un 64.3 % considera que “el chavismo es el más grave error de la historia de Venezuela”.
Hoy, más que nunca, está claro que el gobierno chavista está enredado en su laberinto. Lo que comenzó como una campaña de propaganda, apoyada en los falsos supuestos de una guerra económica, hoy se ha convertido en el discurso oficialista que trata de sustituir sin éxito, la realidad. Esto ha llevado al gobierno a transitar por los difíciles senderos de negar una crisis económica y humanitaria que todos, incluso los chavista de abajo, ven, pero que la cúpula se resiste aceptar. En vez de perseguir a los que le critican y de tratar de ignorar por todos los medios posibles el mandato irrefutable de cambio expresado por los venezolanos el pasado 6 de diciembre, el oficialismo debería concentrar sus esfuerzos en tener una actitud sincera y constructiva con la oposición para tratar de sacar a Venezuela del abismo en el que se encuentra, debido a la triste gestión del socialismo del siglo XXI.
Decir que la situación económica es desesperada en un país con enormes recursos humanos y materiales para mantener una sociedad pujante, sería una un discurso monótono si no fuera porque cada día se alcanzan niveles más altos de degradación en la calidad de vida de los venezolanos, verdaderas víctimas de una manera de gobernar que poco tiene que ver con el progreso y el bienestar de los ciudadanos.
El Gobierno atraviesa un escenario muy precario lo cual lo hace errático e impredecible. Hay un evidente agotamiento en los cuadros, que ya expresan públicamente sus temores frente a lo que consideran una estrategia inconveniente. La situación de ser minoría disgusta al gobierno puesto que se han derribado las bases que sustentaban su legitimidad.
El Gobierno quiere mantener invisible el descontento popular, pero no lo ha logrado y esto se visualiza todos los días en las múltiples expresiones populares de rechazo, haciendo sonar las cacerolas a los personeros del gobierno y a sus dirigentes. Los sectores populares que antes fueron los baluartes del chavismo se han vuelto en contra del gobierno para reclamar su salida del poder. Todas las encuestas, hasta las encargadas por el mismo gobierno, muestran un alto grado de desaprobación.
El partido gobernante debe asumir con madurez y responsabilidad política que es minoría, haciendo una verdadera rectificación, si realmente tiene intenciones de seguir en el juego democrático y de regresar algún día al poder. Parte de esta recti cación incluiría aceptar el referendo revocatorio y someterse el cambio democrático sin otras condiciones que no sean las establecidas en la Constitución y el marco legal vigente. Si el gobierno no es capaz de entender, o no está dispuesto a asumir la responsabilidad de recti car, la situación actual de Venezuela se agravaría produciendo un daño enorme a la nación. L
