La pascua que merecemos, por Francisco Arias Cárdenas
Esta semana es la primera de la Pascua de Resurrección, una celebración cristiana que debe llenarnos de fe y de fuerza para superar la crisis. En un acto supremo de amor, Cristo ofrendó su vida para vencer el odio y el egoísmo. La resurrección es el triunfo sobre la muerte, la máxima prueba que enfrenta un ser humano.
Sabemos que percibimos el mundo exterior según la configuración de nuestro mundo interior: por eso somos capaces de ver los problemas y las dificultades como una oportunidad para aplicar nuestra creatividad e ingenio en las soluciones, para extender redes de trabajo colectivo, y hacer el bien.
Independientemente de la religión que se profese, la causa del bien común debe convocarnos a todos. La crueldad y la violencia deben repugnarnos por igual; la aspiración de justicia debe ser sagrada. El escenario mundial se nos presenta plagado de atentados y muertes absurdas, aparentemente por causa de la intolerancia religiosa, azuzada en el fondo por intereses nada espirituales, exógenos, y ciertamente contrarios a los principios fundamentales de la fe.
En el ámbito nacional, enfrentamos las consecuencias de la pérdida de valores, manifestada particularmente en el usufructo abusivo de la necesidad ajena, en el irrespeto hacia la vida, en la ambición desmedida por el poder, que intenta pisotear los principios de la democracia y de la justicia.
Pero somos más los venezolanos que creemos en el ser humano, en la vida, en el Estado de Derecho, y en la obligación de colocar todas nuestras capacidades al servicio de la sociedad. Tal ha sido y es nuestra oferta desde el gobierno como bolivarianos, y es lo que hacemos todos los días: procurar el bienestar del pueblo, con el pueblo.
Obstaculizar las soluciones, fomentar la violencia e intentar confundir la percepción colectiva, para obtener poder y privilegios, es una rémora del pasado que subsiste en quienes son incapaces de trascender en lo político y moral. En ese ámbito urge una Pascua (paso), una evolución que exigen y bien merecen los venezolanos.
