El diario plural del Zulia

La nueva política, por Carlos Alaimo

La ciudadanía, más que un "estatus" o un reconocimiento socio jurídico, acepta la diferencia no la desigualdad. Y más allá de los “asuntos macro”, ser ciudadano se traduce en la práctica de deberes y derechos. Pero ello en el marco de instituciones públicas fortalecidas que garanticen la resolución de los problemas cotidianos, la defensa y buen manejo de los espacios públicos. 

Invitar al ciudadano a participar en la vida pública, a tener una visión y una actuación más activa en temas municipales debe ser, de hecho, la premisa.

Los movimientos políticos, para darle sentido a su razón de ser, deben basar su estrategia en la formación y construcción de una sociedad conformada por CIUDADANOS, no por una "masa" o contingente‎ anónimo.

Para construir ciudadanía, hay que tener un partido con políticas distintas a las que hoy en día sostiene el status-quo porque si algo ha quedado claro es que ninguno de los que hasta hoy conocemos va a "FORMAR ciudadanos".

Cuál es la razón? Que todos son partidos populistas. Con un liderazgo que se fundamenta más en un modelo tercermundista, basado en el caudillismo y traducido en un guión para conducir un partido de masas y no de ciudadanos. Esos grupos se sostienen con cúpulas e imposiciones para mantener el llamado control del partido.

El populismo está tan inmerso en el alma de los grupos políticos que ha corroído el más mínimo y básico gesto, convirtiendo la demagogia en una práctica cotidiana. Así vemos ofertas electorales poco serias y sin fundamento. Hay un irrespeto continuo a los electores.

¡No más demagogia, no más populismo! No más engaño al elector marabino. Esta bandera de construir ciudadanía solo será posible con un partido amplio de miras, moderno, distinto. No podemos permitir que se juegue más con la inteligencia del zuliano.

Es indiscutible. Para tener una sociedad de ciudadanos auténticos hay que contar con un partido con militantes no solo formados en el concepto de ciudadanía, sino preparados para profundizar los aspectos éticos, los valores, en definitiva el humanismo en cada detalle de la vida; no instruidos para ser meras "máquinas electorales". 

Debemos construir partidos con otra óptica: más sana, más justa, más cercana al sentido común. Y lo más importante es que ya los habitantes de Maracaibo así lo perciben y exigen. No hay de otra: La vocación de servicio debe formar parte del ejercicio político.

Hasta un partido que hizo historia como Copei, desapareció, formando parte de esa oleada que se llevó por delante a aquellos grupos que no respondieron al cambio frente a la crisis, que no ofrecieron opciones creativas a la desgastada forma de hacer política, la cual no fue asumida como lo que es: el oficio más humano y hermoso para construir sociedad.

 No creo en la ANTIPOLÍTICA, creo que estamos llamados a ser y a hacer la NUEVA POLÍTICA. Y creo que no estoy solo en esta titánica, pero grandiosa tarea. Sé que en este mar no navego solo...cuento con miles!

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