El diario plural del Zulia

La ineptitud y la incompetencia viven, los apagones siguen, por Manuel Ocando

La decisión del Gobierno de Venezuela de paralizar casi por completo el día a día de la gestión del país instaurando para los funcionarios públicos una semana laboral de dos días, lunes y martes, constituye una ineptitud e incompetencia increíble del gobierno de Nicolás Maduro para dar respuesta a la crisis eléctrica.

El Ministerio de Energía Eléctrica acaba de publicar el cronograma del Plan de Administración de Carga, que se aplicará a partir del lunes 6 de junio para mantener los niveles de la Central Hidroeléctrica del Gurí ante la intensa sequía producto del fenómeno El Niño. Este programa comprende interrupciones programadas en forma rotativa en el interior del país por lapsos de tres horas, salvo el período comprendido entre las 10:00 de la noche y las 7:00 de la mañana.

La situación parece directamente extraída de un cuento fantástico. El Ejecutivo justifica la institución del fin de semana de cinco días por el bajo nivel de agua por la sequía de la central hidroeléctrica del Gurí, el cual genera el 70% de la energía consumida en el país.

En cinco años de emergencia eléctrica se han gastado más de 70.000 millones de dólares y las promesas no se cumplen, las excusas se multiplican y los apagones aumentan. Un informe del Grupo Ricardo Zuloaga considera que el Gobierno es responsable de la crisis eléctrica, y no la ha solucionado por carecer de conocimiento y experticia, y la planificación ha estado subordinada a factores políticos y externos que han creado una anarquía y despilfarro de divisas. Agrega el informe que la crisis eléctrica se ha convertido en una crisis energética.

El régimen de Maduro, atascado en su negativa para admitir que perdió estrepitosamente el respaldo popular en las elecciones legislativas del pasado seis de diciembre, puede seguir adoptando medidas desesperadas mientras mira al cielo esperando que llueva, pero no le servirán para solucionar el desastre económico y social en el cual se halla inmerso el país. La brutal crisis energética que atraviesa uno de los países más ricos del mundo en reservas de petróleo solo es explicable por la ineptitud, incompetencia y la incesante corrupción en la gestión de los recursos naturales.

Las medidas de racionamiento que se han aplicado son “pañitos calientes” que no resuelven la crisis eléctrica, evidenciándose la poca experticia y la gran incapacidad que han tenido los últimos ministros y presidentes de Corpoelec para adelantar una política sería y coherente con el propósito mejorar y ampliar el suministro de energía eléctrica. La crisis eléctrica obedece a una falta de planificación en el sector. Todo lo que se diga: que hay mayor consumo, afectación por el fenómeno El Niño, entre otras “causas”, son excusas que no tienen asidero técnico ni económico.

Las medidas de racionamiento eléctrico y las disposiciones de recorte en los horarios laborales, son una prueba palpable de que el modelo del socialismo del Siglo XXI fracasó hasta en sus intenciones de producir más energía eléctrica.

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