El diario plural del Zulia

La esperanza de cambio

Después del  23 de Enero de 2019, la correlación de fuerzas políticas en Venezuela cambió de manera radical. Quienes estaban seguros de continuar en el poder, gracias a un proceso de ilegitimidad creciente, se vieron de pronto contra la pared, mientras un liderazgo opositor no planificado por nadie, asumía la conducción de un Pueblo ansioso de cambio, con el apoyo internacional más amplio que podía imaginarse.

Hoy la oposición venezolana está cohesionada alrededor de un liderazgo joven aceptado por todos, sin compromisos con el pasado, y ha vuelto a salir a la calle en forma masiva. Por todo ello, en el país se respira y siente una esperanza de cambio pocas veces experimentado en nuestra historia.

Además, la grave crisis de Venezuela, no solo afecta  a quienes vivimos en su territorio, sino a muchos países tanto de América Latina como del resto del mundo. Esta coyuntura política se presenta además, en momentos en que la izquierda latinoamericana y mundial, pasa por un mal momento, y sin lugar a dudas, un cambio en Venezuela tendría consecuencias impredecibles en Cuba, Nicaragua y Bolivia, entre otros.

Lo deseable en Venezuela, en medio de esta crisis sin precedente, seria buscar una salida negociada, que nos ahorre sangre, sudor y lágrimas. Y en tal salida, la opinión del Pueblo venezolano, depositario de la soberanía es fundamental. En el país hemos entrado en la fase definitiva, dura y sin retorno, de la confrontación que hemos tenido los últimos veinte años.

Llegó la hora de poner en práctica los valores superiores de nuestro ordenamiento jurídico, tales como la vida, la solidaridad, la democracia, los derechos humanos, la ética y el pluralismo político entre otros, si realmente creemos en ellos. Ningún régimen ni persona puede creerse dueño del poder indefinidamente, con facultades de manejarlo en forma totalitaria.

Un país en bancarrota como la Venezuela de hoy, que cada día ve salir al exterior a sus ciudadanos al borde de la desesperación, tiene que encontrar rápido una salida racional y de equilibrio a esta irresistible situación nacional.

Ese momento ya llegó, después de veinte años de fracasos políticos, económicos, sociales y éticos que han convertido a la Patria de Bolívar, en un país en destrucción, al que el resto del mundo solo envía ayuda humanitaria. Somos el fracaso más estruendoso de ese sistema tan opuesto a la naturaleza humana que recibe el nombre de Socialismo, sin importar el siglo del que se trate.

Como a todos los Socialismos del pasado, a este de Venezuela le ha llegado su fin, de allí que los venezolanos de hoy tengan una  merecida esperanza de cambio, para volver a ser un país con futuro promisor. Faltan muy pocos días para que el cambio y la visión de futuro se hagan presentes entre nosotros. Es hora  de esperar con optimismo y no de desesperarse  en medio del pesimismo.

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