La democracia como derecho social, por Judith Aular de Durán
El Libertador Simón Bolívar dijo una vez: “Solo la democracia, en mi concepto, es susceptible de una absoluta libertad”. Hoy, cuando el concepto de democracia en nuestro país parece una utopía, no debemos olvidar el principio fundamental de nuestra nación.
En Venezuela, de nuevo, enfrentamos los fantasmas de la violencia y la anarquía. Es necesario apartar la confrontación, pasar la página de la polarización y restituir los valores democráticos con un pacto de gobernabilidad que preserve el respeto al soberano y acelere los cambios para la recuperación económica del país.
En noviembre del año pasado, el gran académico e intelectual Antonio Pérez Esclarin visitó nuestra Facultad de Humanidades y Educación (FHE). En su disertación recuerdo que expresó que hay que profundizar la democracia, “entendida como un poema de la diversidad, con instituciones eficientes que resuelvan problemas y poderes autónomos que se regulen unos a otros, para que podamos constituirnos como ciudadanos de derechos y deberes, iguales ante todos”.
Ciertamente nuestra Carta Magna vigente consagra a Venezuela en un estado social democrático y social de derecho y de justicia, pero hay que tener presente que la realidad está desligada de lo que establece la Constitución.
Hoy más que nunca la democracia venezolana necesita perfeccionarse con el aporte de las diferentes corrientes ideológicas sin caer en la polarización y sin restringir el derecho a disentir.
Es un compromiso de lucha a favor de la justicia y de la nueva sociedad como ideario social.
Todos juntos debemos avanzar hacia el país que queremos aportando ideas, que sean respetadas para llegar a un gran consenso donde se ratifique el compromiso por preservar la democracia nacional.
En la unión está la fuerza y solo así podremos sacar a Venezuela adelante, aunado al trabajo, al esfuerzo y a la constancia de todos los que vivimos en esta tierra de libertadores, una tierra de gracia y bendecida por el creador.
