La confianza en crisis, por Maryclen Stelling
En el clima socioemocional imperante en el país, resaltan una creciente desconfianza en los liderazgos políticos y, además, una importante preocupación de la ciudadanía ante el contexto de crisis multidimensional donde ocurre su vida cotidiana. Importantes sectores no se sienten representados.
La confianza, una forma de reciprocidad basada en el reconocimiento mutuo, se sustenta en la creencia en lo que una persona o un grupo es capaz, además, en el deseo de honrar su relación y actuar de manera adecuada en una determinada situación. La confianza, suerte de apuesta que atañe al futuro, se refuerza o se deteriora en función de la acción de ese otro. Al contrario de la inasible realidad nacional, la confianza supone regularidad, certidumbre, seguridad y predictibilidad…
Es indudable que tanto el liderazgo político (Gobiernooposición) como la gestión gubernamental deberían gozar de una fuerte legitimidad basada en la confianza, la responsabilidad y el intercambio con la ciudadanía.
Actualmente tiene lugar una clara erosión de la confianza en liderazgos, partidos políticos e institucionalidad. Las medidas y decisiones caracterizadas por la volatilidad se ven desbordadas y sobrepasadas por el curso de los acontecimientos. La crisis de confianza y legitimidad se acentúa por las dificultades económicas a merced de los vaivenes de la “política de adversarios” y el peloteo de la responsabilidad, ambos producto de la perversa dinámica conflictiva entre los bandos políticos. Circunstancias que, sin duda, desgastan la credibilidad ante un liderazgo político que se percibe malsanamente polarizado y sin voluntad de diálogo ni consenso en relación con cuestiones de vital importancia. Contexto que fomenta un alto grado de incertidumbre ciudadana de cara al futuro.
La crítica situación económica, el desvanecimiento de la confianza pública y la crisis de legitimidad política expulsan a importantes sectores poblacionales que abjuran de la política y, expulsados, se cobijan y protegen en un centro huérfano políticamente, que clama por una guía y soluciones…
Oído al tambor.
