La Calandria, por Humberto Rivera
Hace muchos años, un colega médico dedicó su tesis doctoral a los perros, en agradecimiento a la utilidad que le prestaron en la ejecución y elaboración de la misma en el laboratorio de Cirugía Experimental de la Facultad de Medicina de la Universidad Central de Venezuela.
La Facultad de Medicina de la Universidad del Zulia tuvo su Centro de Cirugía Experimental en el Hospital Universitario de Maracaibo, donde existen aún los espacios y esperan su reapertura con gran ansiedad de los que puedan y sepan de su importancia.
Se cuenta que una vez, el Yiyo estudiante lengua mocha que al fin se graduó, viéndole una operación al doctor Antonio Borjas Romero (rector eterno), le dijo, “ese nudo está mal hecho”, a lo cual el doctor Borjas le contestó en alta voz, “Alirio, tengo 30 años haciendo ese nudo”, a lo cual el Yiyo le replicó “tiene 30 años haciendo nudos mal hechos”.
El doctor Héctor Nava Acevedo, en un magistral experimento, demostró que aunque el nudo esté mal hecho mantiene la sutura y también demostró que el chimó en el estómago produce cáncer en el Centro de Cirugía Experimental del Hospital Universitario de Maracaibo.
Por ahora quiero reincorporarme a La Calandria, nombre con la que bautizamos a una perrita –nombrada en este artículo–, imitando a una mujer muy hermosa y de cuerpo bien formado, media vestida y media desnuda que colocaban en una jaula en la entrada del Hotel del Lago para hacerle propaganda a los inigualables carnavales que allí festejaban todos los años.
Les recuerdo a las personas de mi edad y de edades sucesivas el éxito de estos carnavales que menciono. Yo sé que los tengo confundidos con tantos disparates, pero se van a asombrar cuando les diga que esa perrita sobre la que ustedes están leyendo desde el encabezamiento de este artículo estuvo viva y coleando después de un trasplante de corazón que le realizamos en el Laboratorio de Cirugía Experimental de la Facultad de Medicina de la Universidad del Zulia.
