El diario plural del Zulia

¡Inteligentes temblad! por Roberto Hernández Montoya

Los cerebros de la oposición han sido jaqueados. El domingo 16 hicimos historia: el pueblo revolucionario demostró que es cada vez más noble y el fascismo cada vez más infame. No enumeraré ni noblezas ni infamias, sería monótono y además están a la vista. Solo pondré unas apostillas.

Siempre pensé que el Hombre invisible era un mito, pero el domingo 16 hubo millones de invisibles en los medios de derecha.

En su libro, La civilización del espectáculo, Mario Vargas Llosa denunció un deslave simbólico mundial. Un culto a la superficialidad y a la uniformidad.

Ahí se inscribe el artículo del lunes pasado de Carola Chávez Efímeros líderes pop, en este diario. La oposición solo tiene líderes de quita y pon y da brinquitos nerviosos del “candidatazo” a mi “flaco bello”, a la “Fiscal digna”, al “Rambo heroico” y dentro de unas horas quién sabe a qué otro mamarrachín. No tienen ojos para 1 700 000 viviendas, para miles de corazones infantiles salvados, para millones en el simulacro del CNE. No hay noticias serias sino fugaces golosinas visuales y cada una cancela la anterior en mentes a las que se indujo un ACV con un severo déficit de atención. Si tu cerebro padece eso no estás leyendo esto. Tómalo como mi variante etnológica del tautológico principio antrópico, es decir, son así porque pueden optar perversamente por sufrir esa patética pesadilla de monstruos simplicísimos.

Lo que vale para estas mentes tenues y delirantes es lo que se transmite, sin importar si es cierto o falso. Basta que ocupe unos segundos en cualquier pantalla. No examinan que en su bochinche electoral hubo según sus “garantes” menos votos que los que obtuvo Capriles cuando perdió con Maduro, ni que el científico Julio Borges alegue que Maduro está “matemáticamente revocado” porque en su peculiar aritmética presurosamente moldean las cifras para que les dé la cuenta.

Sus palabras son de goma, por eso pueden mentir tan seguido. No importa que un alto académico declare con escalofriante descaro que habrá auditorías con cuadernos y papeletas quemados. No hay energía mental para el razonamiento sino para el grito pelado. Intentas una demostración y la cabeza jaqueada te bosteza en la cara.

Por eso te gritan ¡Chavista! Y te queman.

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