El diario plural del Zulia

¿Insensibilidad, interés o miedo?, por Vladimir Villegas

El video del comerciante de una distribuidora de juguetes que fue detenido, y que en medio del llanto y desesperación, pedía que no lo obligaran a vender a pérdida, es una escena dolorosa, indignante, terrible, de esas que provocan una mezcla de rabia y desesperanza. Se trata de un documento que circula desde hace tiempo en las redes pero que evidencia la realidad de hoy.

Eso de que la llamada Superintendencia Nacional para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos y el Sebin, sean de hecho parte del gabinete económico es de las cosas más terribles que pueden pasar en el país. El espectáculo, el circo romano, el circo sin pan ha sustituido al diseño de políticas económicas destinadas a superar el profundo hundimiento de nuestro país, como consecuencia de la improvisación, de jugar “ a la revolución” de la mano de un español que vino a convertir nuestra sufrida Venezuela en conejillo de indias de sus rebuscadas “recomendaciones”, que en su natal país solo causan carcajadas y estupor. Aquí cabe el refrán según el cual la culpa no es del ciego sino de quien le da el garrote. Y hablando de garrotes, ese instrumento podrá meter miedo, servirá para jugar un rato a que estamos gobernados por unos valientes Robin Hood, generará en algunos la vana esperanza de que ahora sí van a bajar los precios, y que de aquí en adelante todos los productos llegarán a las despensas de los venezolanos. Pero a la larga quedará demostrado que la economía no se dirige a punta de carcelazos, expropiaciones, quiebras forzadas de empresas grandes, medianas y pequeñas, y mucho menos ahuyentando con procedimientos arbitrarios, propios de mandones y no de gobernantes, a quienes, con todo y nuestras dificultades, todavía tienen la voluntad de invertir, de creer en las posibilidades de Venezuela.

Más allá de que pueda haber especulación, la realidad es que sobre todo existe una gran incertidumbre. Todo el mundo trata de protegerse de la inflación, de la asombrosa manera como el dinero se convierte en más agua que sal. De la permanente devaluación del bolívar con respecto al dólar. El consumidor, hasta donde le alcance la cobija, busca comprar hoy lo que mañana va a costar el doble o el triple, si se consigue. Quien produce o quien vende también busca protegerse, y sabe que la reposición de inventarios es una pesadilla. Todo es producto de la ausencia de una política económica dirigida a corregir los entuertos de estos años, y que es la principal responsable del empobrecimiento del país. Las segundas partes nunca fueron buenas . Y hay casos en que son peores. Ya todos vimos el resultado del Dakazo, pan para unas cuantas horas de jolgorio, y hambre prolongada. Ahora el panorama puede ser peor. Mucho peor. ¿Cuantos empresarios no estarán deshojando la margarita con respecto a abrir o mantener cerradas sus puertas en enero?, ¿Los muchachos de la Sundee harán el milagro de reabrir y reactivar las empresas que han venido muriendo de mengua durante este difícil y duro 2016? ¿no se dan cuenta del daño que están haciendo con estos operativos, más parecidos a la razzia de cualquier dictadura que a una acción enmarcada en las pautas que dicta la Constitución en materia de debido proceso y otras garantías?, creer que por la vía de esos allanamientos, expropiaciones y confiscaciones, de esas acciones justicieras van a recuperar el favor popular, es un autoengaño que no solo le resulta costoso a sus promotores, sino a todo un país que día a día cae un escalón. Videos como el que comenté en el primer párrafo retratan la tragedia venezolana de estos tiempos.

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