El diario plural del Zulia

Inicio de Cuaresma, por Dra. Judith Aular de Durán

Cuaresma es tiempo de fortalecer corazones. Bien lo ha dicho el papa Francisco: “La Cuaresma es un nuevo comienzo, un camino que nos lleva a un destino seguro: la Pascua de Resurrección, la victoria de Cristo sobre la muerte. Y en este tiempo recibimos siempre una fuerte llamada a la conversión: el cristiano está llamado a volver a Dios ‘de todo corazón’ (Jl 2,12), a no contentarse con una vida mediocre, sino a crecer en la amistad con el Señor”.

Históricamente, la Cuaresma se identifica con el morado de la penitencia. Sin embargo, más que dedicarse a los lamentos, es una etapa para el perdón, las buenas obras y la reconciliación que nos acerca a Dios.

Cuarenta es la cifra bíblica que simboliza un tiempo de prueba y dificultades que superar. Así lo demostró Noé en los días del diluvio universal y Moisés en los años que moró con el pueblo judío en el desierto; también Jesús, durante las jornadas que pasó en el desierto superando el tormento de las tentaciones antes de comenzar su vida pública.

Con el paso de los siglos, la esencia de la Cuaresma se ha apagado en los corazones de los cristianos. Por eso, el papa Francisco nos recomienda afinar el oído interno para escuchar el grito de amor de nuestros corazones y romper el encierro individual y egoísta.

Hoy, recibimos las cenizas procedentes de la cremación de las palmas del Domingo de Ramos del pasado año. Acto que recuerda a los que la practican, que algún día vamos a morir y que el cuerpo se va a convertir en polvo, esta es una señal de penitencia cristiana.

Este miércoles de ceniza es ideal para llegar a otros con humildad y acciones meritorias, venciendo la dureza del odio para que la victoria del amor inunde a las comunidades, a cada creyente de este tiempo de gracia, de misericordia y de corazones fuertes, vigilantes y generosos que comparten el sentir cristiano de hacer caridad sin esperar recompensa.

Al iniciar este camino litúrgico que nos lleva a la Pascua, a la pasión, muerte y redención de Cristo, en la Parroquia Universitaria San Juan Crisóstomo y San Juan Pablo II nos unimos en plegaria por los sueños y metas de nuestra juventud. Los invito a que reavivemos la esperanza de encontrar los ideales deseados y por sobre todas las cosas, que no perdamos la fe.

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