El diario plural del Zulia

Incertidumbre y crisis de gobernabilidad, por Ender Arenas Barrios

Insertos como estamos en el mundo de la incertidumbre, todo intento de predecir los escenarios futuros se torna en realidad demasiado problemática. Algunos analistas de la situación venezolana, aún así se aventuran a predecir escenarios a futuros y algunos dicen, por ejemplo, que el Gobierno terminara imponiendo la Constituyente.

El Gobierno mismo parte de la premisa básica de que el cálculo político del futuro es posible, puesto, que los actores sociales son más o menos predecibles, por eso, se apresuran a promocionar el plan “Chamba juvenil” con la cual pretenden captar a los jóvenes, que es el sector que marca la agenda de la protesta todos los días.

Tanto en la pretensión de los analistas que tratan de predecir el futuro en un clima de incertidumbre y riesgo pleno, como el del Gobierno que solo ve objetos de cálculo en los ciudadanos que gobiernan hay una concepción de la política inexacta y equivoca, pues, los actores son impredecibles, azarosos y aun en modelos profundamente autoritarios gozan de un margen de libertad que los sustrae a la posibilidad de ser calculados ex, antes por parte de los que detentan el poder y de los analistas que creen disponer de instrumentos de medición aun de la pasiones humanas. Por eso es que es muy difícil hacer un pronóstico cierto del futuro inmediato del país.

A los que pretenden calcular la acción de los ciudadanos, como si estos fueran pura naturaleza muerta, suele ocurrirle lo mismo que al seductor que considera que la seducida es un simple objeto del deseo, cuando en realidad son ellas (las seducidas) las que elaboran sus propias estrategias de acción que terminan por romper el cerco que les tiende el seductor, la libertad del otro es una variable que rompe con las estrategias de quienes tienen supuestamente el poder para controlar. El otro siempre puede disponer de estrategias que son fatales.

Ahora que podemos decir de la actual situación, sin pretender predecir cómo van a comportarse los actores, pues lo más seguro es que nos equivoquemos, pues solamente se puede predecir calculando con relativo realismo cuando el orden social este estructurado de tal manera que haga factible el cálculo y este no es el caso del país hoy.

Entonces, solo podemos decir con seguridad lo que ya es un lugar común: estamos en presencia de la peor crisis de gobernabilidad en toda la historia del país. Esta crisis no es hoy el producto de una guerra, ni de una fastidiosa catástrofe natural, es una crisis artificialmente producida por la acción de un gobierno que ha sido ineficaz, incompetente, corrupto y que ahora ha devenido en una dictadura que sin exageración podemos llamar sangrienta, pues, 80 muertos, de los cuales diez son niños, no es cualquier vaina que se pueda pasar por alto. Esta crisis ha desplazado las bases históricas de la sociedad venezolana, y se está expresando como una crisis económica, política, social, política y de Estado. Nadie puede predecir con certeza cuál va a ser su resolución definitiva y el desarrollo ulterior del país, pero, si queremos salvar lo que queda del país que esta gente nos está dejando es necesario un nuevo pacto de gobernabilidad.

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