Honor a quien honor merece: profesores, por Judith Aular de Durán

E l pasado lunes 5 de diciembre, celebramos el Día del Profesor Universitario, fecha que nos motiva a seguir ejerciendo con dignidad y gallardía esta noble profesión.

El profesor universitario ve transcurrir su trayectoria académica entre logros, responsabilidades y pocas compensaciones económicas.

Generaciones de nuevos talentos se alejan de la carrera docente, porque los sueldos no son atractivos y las exigencias rigurosas. Como resultado, en el caso de LUZ, la institución tiene actualmente un alto déficit de profesores, con una elevada tasa de concursos desiertos.

Sin embargo, la vida del buen docente es un ejercicio permanente de generosidad. Primero como profesores activos, en el día a día del aula y los laboratorios y luego, al llegar la madurez del jubileo, se acrecientan las huellas de la experiencia y de su paso por los in nitos caminos de la enseñanza.

Ser un buen maestro es una credencial de elevado peso moral, que se obtiene con mucha pasión. De eso damos fe los que decidimos asumir esta insigne misión de enseñar.