El diario plural del Zulia

¿Hacia un nuevo paradigma constitucional? por Jorge Sánchez Meleán

El gran peligro de llevar al país a juro, hacia una constituyente fraudulenta que nadie quiere, es que se nos imponga un nuevo paradigma de Constitución, por encima de la soberanía popular: el socialistamarxista. Desde 1811 hasta hoy, en Venezuela la Constitución se ha enmarcado en el paradigma democrático-liberal.

La Constitución de 1999 por esa razón, tiene un contenido amplio y rico en materia de Derechos Humanos. Estos gozan de superioridad ontológica y axiológica respecto al Estado. Hay fuerte presencia del principio democrático, como fuente de la legitimidad del poder político. El modelo de democracia es participativo.

También tiene la Constitución de 1999 un componente social y republicano. De todo ello nace el modelo de Estado Democrático y Social de Derecho y de Justicia. El texto establece asimismo, la división de poderes, el pluralismo político, el principio de la supremacía constitucional y el de rigidez constitucional, que garantizan que la revisión de sus normas debe atenerse al respeto del principio democrático, a través de la participación del pueblo.

A esta Constitución se le pueden hacer enmiendas y reformas. Pero cuando la modificación constitucional afecte la estructura y principios fundamentales del Estado, se debe convocar una Asamblea Nacional Constituyente.

En consecuencia, si este régimen pretende conducirnos a ese proceso, es porque tiene como propósito implantar un nuevo paradigma de Constitución, que no es otro que el Socialista. Por esa razón, este régimen ha violado continuamente la Constitución de 1999. Iríamos entonces hacia una Constitución como la que tuvieron los países del “socialismo real” inspirada en Marx y Lenin.

Nos impondrían una Constitución colectivista que acabaría con la independencia y autonomía individual. No tendría cabida la diversidad ni la pluralidad. No existirían derechos fundamentales de la persona humana, pues estos estarían subordinados al sistema colectivista. Tendríamos una Constitución ideológica (marxista) que solo interpreta al Estado y la dirección del partido único.

La ideología encubriría el poder de los amos, del líder supremo, de la “nueva clase”. La propiedad privada sería restringida al ámbito de lo personal: a los bienes de uso y consumo. Desaparecería el principio de la división de poderes, pues es el emblema de la “democracia burguesa”. El poder se concentraría en el Estado y su partido. Se fortalecería aún más la personalización del Poder y el culto a la personalidad.

Una nueva Constitución enmarcada en el paradigma socialista tendría su fuente de legitimidad en un modelo totalitario, que rechaza el pluralismo político. La oposición sería simplemente disidencia a la que hay que erradicar. En la “democracia” socialista, desaparece la soberanía popular ejercida mediante el sufragio, para sustituirla como sostiene R. Combellas, “por un cuerpo electoral mediatizado por la lista única que le presenta el partido, y que se despliega a través de un sistema formalmente de asamblea, en las diversas ramas del poder público “subordinadas a las directrices del Estado y del partido, como pretenden elegir a la mitad de los constituyentitas de hoy. ¿Es este el modelo de Constitución que queremos para Venezuela? ¿Es que acaso con este modelo no se profundizaría la crisis venezolana? Los venezolanos de hoy solo podemos aceptar, que se profundice el Modelo de Estado Democrático y Social de Derecho y de Justicia y nunca, que se le sustituya por un modelo fracasado en todas las experiencias reales de socialismo: el Modelo Socialista marxista-leninista.

Lea también
Comentarios
Cargando...