El diario plural del Zulia

Háblenle claro al país, por Hugo Cabezas

Si algo tiene enredado al oposicionismo en Venezuela es el hecho de no hablarle claro al país. Como es sabido, el significado y el significante de una palabra no es lo mismo. Aunque, el oposicionismo intenta darle a un conjunto de palabras el significado y el significante que cree ellas tienen. Utiliza de manera indiscriminada algunas palabras-concepto intentando otorgarle una connotación que no le corresponde.

Una de ellas es la palabra régimen. La han satanizado. Y, al satanizarla le quitan toda la carga conceptual que tiene. Pretenden otorgarle un significante que no se corresponde con su significado. Cuando hablan del régimen establecen una suerte de sinonimia con antidemocracia: el régimen es la negación de la democracia, hay que derrotar el régimen.

No logran entender que régimen es una categoría politológica, con la cual se hace referencia a una determinada manera de organización política de la sociedad. Bien interesante sería que leyeran el Informe sobre la Democracia, del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, (PNUD); para que no tengan que hacer el enorme esfuerzo de leer a Ernesto Bobbio, Alain Touraine o Robert Dahl, allí encontrarán cómo se habla profusamente del régimen democrático.

La otra es dictadura. Que es la negación de la democracia. La dictatura, como es en su palabra de origen, es la violación de los derechos humanos, de todos, no sólo de los civiles y políticos. Y, aquí, si es verdad que el oposicionismo ha sido errático. Acusar a los gobiernos de Chávez y Maduro de dictaduras, es la aberración conceptual más grande que hayamos escuchado. Sobre todo, porque quienes los acusan de dictadores, se han beneficiado de estos gobiernos. Dicho de manera resumida, sino fuera por los gobiernos bolivarianos la dirigencia de la oposición nunca hubiera alcanzado tal dimensión.

Durante estos años ha podido decir y hacer todo lo que ha querido, desde violar y desacatar la Constitución Bolivariana hasta quemar vivos ciudadanos, destruir bienes públicos y privados, y desprestigiar la patria en el ámbito internacional. Si el régimen bolivariano no fuera democrático, no podrían actuar de esa manera. En síntesis: la existencia del oposicionismo es la mayor prueba de que vivimos en un régimen democrático.

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