El diario plural del Zulia

Guía para la vida, por Jaime Kelly MSC

En el mes de octubre, la Iglesia dedica especial atención a exaltar la necesidad que todos tenemos que leer las Sagradas Escrituras, así como a promover las misiones y el rezo del Santo Rosario, recordando el día de nuestra madre bajo el título de Nuestra Señora del Rosario y la Victoria de Lepanto, cuya arma poderosa para vencer dicha batalla, fue el rezo del Santo Rosario, unidos y con gran devoción.

En esta oportunidad quiero insistir en la necesidad de leer las Sagradas Escrituras como guía para la vida. Diariamente en el mundo nos rodean circunstancias adversas: amargura, desánimo, rabia, violencia, tristeza, injusticias y temor, que cambian el sentido del plan de Dios para nuestra vida, porque muchas veces las circunstancias adversas nos llenan de dudas, perdemos la esperanza y olvidamos que Dios nos ama y está siempre a nuestro lado para ayudarnos a llevar las cargas y resolver nuestras dificultades.

Hermanos, es momento de mover o de hacer girar nuestra existencia con la fuerza y presencia de la palabra divina que nos sana, nos libera, nos anima, nos consuela, pero también nos corrige. Cuando experimentamos algunos de los estados de ánimo que hemos mencionado, encontraremos en la palabra un mensaje que nos fortalece y adecuado a nuestra necesidad.

Dice la palabra de Dios: “Depositen en él, todas sus preocupaciones, pues él cuida de ustedes” (1Pedro 5,7). Tengamos la certeza que Dios se preocupa de nosotros, que no es indiferente a nuestro dolor y con nosotros sufre; pero también se alegra y sueña con nosotros y a través de su palabra nos da la confianza para esperar sus promesas.

Amigo y hermano, toma con amor, ilusión y esperanza la palabra de Dios, la Santa Biblia y antes de leerla, pídele al Espíritu Santo, que venga a tu corazón y te disponga a saborear el mensaje y creer firmemente que Dios es el y cumple su palabra. Proclámala varias veces con fe, con unción y fuerza para que penetrando en ti, la puedas hacer vida en ti, porque la “palabra de Dios es espada de doble lo que penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu” (Hebreos 4,12).

Termina siempre con una oración basada en la palabra que has leído y luego puedes continuar con otros versículos, para que se cumpla en ti lo que nos dice el profeta Isaías 55,11: “así, la palabra que sale de mi boca no volverá a mi con las manos vacías sino después de haber hecho lo que yo quería”…

La palabra de Dios son las instrucciones perfectas para guiar nuestra vida. Seamos dóciles a las inspiraciones del espíritu a través de ella. Abrámosla con amor y no dejemos que el polvo de la vida la entierre en el olvido.

Recordemos al salmista del salmo 119,105: “Tu palabra es antorcha de mis pasos y luz de mi camino”. Que Dios nos Bendiga … Amén.

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