El diario plural del Zulia

¿Fracasó el diálogo? Por César Ramos Parra

El Diálogo es un mecanismo natural de la política orientado a lograr acuerdos para la superación de las crisis. Es por tanto, el escenario natural para resolver las diferencias a través de la negociación política. De lo contrario, la confrontación violenta sería la alternativa de superación de con ictos. Hasta ahora, el diálogo ha carecido de e cacia porque los dialogantes no han tenido la intención de llegar a acuerdos y por eso, mal podríamos responsabilizar de su fracaso a los mediadores.

De fracasar definitivamente este esfuerzo, es evidente que el Gobierno será el mayor responsable ya que su estrategia ha sido insincera y manipuladora al utilizar la Mesa como táctica dilatoria para ganar tiempo, derrotar la posibilidad del revocatorio y prolongar su estadía en el poder, pese a su fracaso. El no cumplir deliberadamente los acuerdos preliminares no solo constituye una gran falta de seriedad sino un irrespeto al país.

De igual forma, es cuestionable la diatriba y procacidad de algunos voceros gubernamentales quienes, de forma atorrante e irrespetuosa, ofenden la representación del Vaticano con epítetos impertinentes, desestimando el utilísimo aporte que la santa sede realiza en favor de la paz en nuestro país, siendo esa la única motivación que les concita a mantenerse en ese difícil papel de mediación.

Igualmente son reprochables las expresiones de algunos francotiradores verbales de la ultraderecha, que intentan poner en tela de juicio la rectitud de su Santidad el Papa Francisco, vinculándolo con grupos comunistas. Unos y otros de estos voceros, no contribuyen en nada a una salida pacífica y por el contrario, parecieran apostar irresponsablemente a una salida violenta, de impredecibles consecuencias.

De parte de los factores opositores, estimo que los voceros no han sido los más calificados, no han estado todos los factores lo cual le resta fuerza al planteamiento de la MUD y pareciera haberse presentado sin una agenda clara y contundente donde la punta de lanza tiene que ser la culminación del gobierno de Maduro y el establecimiento de un gobierno de transición y de unidad nacional, con la renuncia del Presidente o a través del referendo revocatorio, puesto que este no haría sino ratificar lo que luce evidente en el sentimiento popular: “Que este gobierno se vaya”. Por tanto el RR constituiría un desgaste para el Gobierno, la oposición y en definitiva para el país. La representación de la MUD prefirió priorizar otros asuntos: los presos políticos, la ayuda humanitaria u otros aspectos que no son sino consecuencias del problema medular, determinado por el fracaso de un modelo político-económico y de un incompetente equipo de gobierno, liderado por el Presidente de la República, los cuales deben ser sustituidos al menor plazo posible ya que la situación se les fue de las manos y no es posible para ellos, recuperar la gobernabilidad.

Los venezolanos estamos en nuestro derecho de exigir soluciones a la crisis nacional, que afecta a nuestra población y de manera severa, a los sectores más humildes enfrentados a la muerte, la calamidad y la indefensión. ¡Esto es intolerable!

Como el problema persiste, el diálogo adquiere cada día mayor vigencia para evitar comprometer la paz en nuestro país. Evidentemente, la mediación del Vaticano aún sin ningún poder de decisión, dispone de una gran influencia para poner condiciones claras que permitan alcanzar efectividad en acuerdos perentorios, evitando aparecer como “tontos útiles”, lo cual podría dejar muy mal parada la CEV , el Vaticano y por ende la Iglesia, como mediadora del conflicto. El transferir para el 13 de enero la continuación del diálogo podría interpretarse como una burla al pueblo. La situación caótica en la cual nos encontramos exige respuestas inmediatas y resultados reales antes de ese nuevo encuentro.

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