El diario plural del Zulia

Fracasaron, por Hugo Cabezas

La semana pasada dijimos que el oposicionismo volvería a fracasar, en su convocatoria a una nueva asonada golpista, a realizarse el día 12 del corriente mes. No hay que ser un sesudo analista para haber llegado a esa conclusión. Construyeron un discurso basado en el odio, la mentira y el narcisismo y, esas conductas, el venezolano las detesta.

El fracaso no pudo ser más rotundo. Producto de su borrachera, le echaron palo verbal a todo. Órdenes y contraordenes iban y venían, como muchacho montado en un columpio, los dirigentes de la MUD subían y bajaban, afirmaban que la toma de Venezuela sería la última clarinada: llego el momento decisivo, dicen que dijo Doña María Corina; ahora sí saco a Maduro. El sin igual Ramos Allup, en su regutinar de refranero adecoide, disque espetaba: mándenme a hacer un nuevo traje para mi juramentación como presidente, ordenaba Capriles Radonski; y, Leopoldo López, desde su celda en Ramo Verde, celular en mano llamaba y llamaba, ni siquiera a su Lilian adorada pudo contactar, lo dejaron solo. Preso es preso, y es mejor que siga preso, para que no nos estorbe, afirmaron en voz baja cada uno de ellos.

No tomaron Venezuela, como se lo habían prometido a sí mismos. Y no lo hicieron no porque no tengan recursos financieros, los cuales les sobra a montón, y todavía hay quienes creen en ellos, cada vez son menos, es verdad, pero todavía los hay, negarlo sería una necedad y los políticos debemos cuidarnos de serlo.

No tomaron Venezuela, simplemente, porque ya nadie cree en los dirigentes de la MUD. Perdieron toda credibilidad ante sus seguidores. Ya no generan emociones. Sus gritos ya no son ensordecedores, Sus cacerolas están huecas. Ni los atuendos, expropiados a clase media en positivo, quieren ponerse sus seguidores. Como sabían que no iban a tomar a Venezuela, con marchas violentas y nuevas guarimbas, decidieron hacer “grandes concentraciones” de potenciales votantes a favor del referéndum, en cada uno de los centros de votación. El resultado no pudo ser más triste. Nadie los acompaño. Ha comenzado la vertiginosa regresión de este oposicionismo decrépito e inmoral.

 

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