El diario plural del Zulia

Fenomenología social del delito

EL derecho como regulador de conductas humanas contribuye al equilibrio de la sociedad, como punto de partida de ello sostiene la convivencia e interrelaciones de los individuos de una determinada comunidad.

Pero ¿qué sucede cuando estos individuos no respetan las normas preexistentes? ¿Qué pasa si el Estado, quien es el obligado a someter bajo coacción es permisivo con conductas desviadas de las normas?, estas interrogantes tienen respuestas complejas pues en los últimos años en Venezuela han nacido al menos una veintena de delitos, propios de países con un alto índice de pobreza, solo que en nuestro caso (Venezuela) es diferente, y digo que es diferente, porque esta se ha debido a factores diversos.

Venezuela es un país con una grave crisis, más que económica, ella es moral, pues nosotros como ciudadanos estamos inmersos en una compleja situación de comportamiento social indeseable, que nos ha llevado a un comportamiento en las relaciones interhumanas a prevalecer la ley del más fuerte, la llamada “viveza criolla”, donde la excusa de sobreponer la necesidad que asumo, por encima de la legalidad y de mis semejantes, ello va de lo más simple al delito del contrabando de extracción, o ventas con sobreprecios de manera grosera a la violencia ejercida por la delincuencia organizada, cobro de extorsiones que implica lamentablemente a los cuerpos policiales, convirtiendo esto en una violencia socializada, pero ¿puede esta justi carse por la necesidad o por la crisis económica que vive Venezuela?

En referencia a lo planteado por el Dr. Rafael Caldera expone: Sociología de la violencia “Mi argumentación era la de que puede haber acciones teológicamente justi cables que, sin embargo, no sean convenientes desde el punto de vista del interés social y de su resultado objetivo. La acción de una persona que tiene hambre, o que carece en el seno de su hogar de los medios para satisfacer sus necesidades esenciales y asalta en la calle, a un transeúnte o atraca un negocio para satisfacer esta necesidad, puede justi carse desde el punto de vista moral y hasta resultar exenta de pena ante el ordenamiento jurídico; pero desde el punto de vista de la realidad social ha de resultar contraproducente, y en vez de producir el bene cio a que lógicamente debía aspirare aquel necesitado, causa males mayores a los que trata de conjurar”.La especificidad de la Democracia Cristiana, pag.110, Caracas 1.977.

En los últimos años la sociedad venezolana se ha visto atacada por una gran cantidad de delitos, la gran mayoría de ellos desconocidos, que han sido traspalados de países vecinos, incrustándose ma as que maneja desde el contrabando de extracción de alimentos, drogas y delitos económicos, que encuentran eco en funcionarios bancarios con el beneplácito de funcionarios públicos, quienes sin importarle en absoluto su patria se hacen cómplices del saqueo cometido contra nuestra moneda, lo que trae como consecuencia una violencia desmedida dentro del seno de nuestra sociedad. Cuando en una sociedad la violencia se desborda, los ciudadanos comienzan a observarla como algo normal, pudiéndose llegar a ser admitida como lícita, en cuyo caso podría desencadenar en una guerra civil.

 

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