El diario plural del Zulia

Estrategia de la derrota, por Ángel Rafael Lombardi Boscán

El Partido Realista en Venezuela, monárquico, civil y militar: existió y se configuró en la defensa de una sociedad de pensamiento único, característica propia de una sociedad de Antiguo Régimen, esclavista, católica y colonial. Nuestra percepción del pasado y sus épocas siempre será anacrónica y bajo los prejuicios ideológicos del presente. La época colonial (siglos XVIXVII-XVIII) ha sido estigmatizada como un periodo oscurantista que la “luz” de la Independencia contribuyó a superar. Ni la colonia fue toda oscuridad ni la independencia un paseo marcial de los héroes descamisados que la hicieron.

La “estrategia de la derrota” fue la marca de hierro de los partidarios del Rey en Venezuela. Militarmente, vía represión policial, se quiso apaciguar una rebelión inspirada en una vaga idea de libertad, que en realidad no era otra cosa que hacer prevalecer el proyecto mantuano de una mayor autonomía ante la ausencia de España debido a la ocupación napoleónica (1808-1814). Salvo la presencia del Ejército Pacificador de la Costa Firme con Morillo en su comando, a partir del año 1815, nuestra guerra fue endógena, y brutalmente disputada. La Guerra a Muerte fue el desiderátum de los bandos enfrentados: el abandono de la piedad y el enseñoramiento del horror.

Los sectores populares e invisibles para los partidos blancos en disputa, la mayoría de la población, participó de la Independencia como víctimas de una inclemencia a la que no fueron invitados. Y la Metrópoli, y mucho menos el régimen militar que impuso Morillo en Venezuela a partir de 1815, tuvo la sensibilidad y el dominio de la sociología, para reconocer, que solo la reforma social sincera, podía ensanchar la base de apoyo del numeroso sector de los excluidos hacia el Rey.

Bolívar y Páez vencen porque prometen la libertad de los negros, más no la abolición del odioso sistema de la esclavitud, y hacen de la guerra, una oportunidad de ascenso social desde el saqueo y los secuestros de las propiedades de los vencidos. Luego, cuando llegó la paz, todos los intentos de regularizar los comportamientos republicanos que las leyes y constituciones de inspiración extranjera se quisieron adoptar, terminaron fracasando, entre ellos, el más grandilocuente de todos: el de la Gran Colombia (1819-1830).

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