El diario plural del Zulia

Este preciso momento, por Padre Jaime Kelly

Amigos, es tan importante valorar cada momento de nuestra vida. Todo lo que el Señor permite y no permite en ella por su infinita Misericordia.

Cuántas veces nos encontramos viviendo más de recuerdos y añoranzas, es decir, del pasado; otras tantas veces vivimos anhelando el momento en que veamos cumplir un sueño o un proyecto, con nuestra vista más en el futuro. Pero pocas veces, realmente disfrutamos y nos alegramos, valoramos y agradecemos el presente que tenemos, el momento, el “Ya”, como por ejemplo, “este preciso momento”, en que estás leyendo esta re exión, mientras descansas en tu casa, en la parroquia, esperas a alguien, vas de pasajero en un auto, en n, este momento, hora, minuto, segundo de tu vida.

Un relato que la conocida y desaparecida actriz, Shirley Temple, solía contar sobre una anécdota familiar, nos ilustra claramente lo que quiero expresar, en relación con la felicidad que ha de llevar impresa, cada momento de nuestra vida, y por consiguiente, la que nos ha de llevar a vivir con un corazón agradecido. Ella contaba: “Cuando mi esposo era niño, en una oportunidad le preguntó a su mamá, cuál era el momento más feliz de su vida, y su mamá le respondió: “¡Este momento, ahora mismo!”. El niño insistió, diciéndole: “Pero, de todos los momentos de tu vida, ¿sería el de tu matrimonio o cuando nació tu primer hijo?” Y nuevamente, respondió su mamá: “En ese entonces, mi momento más feliz fue ese. Ahora, mi momento más feliz es este. Sólo puedes vivir realmente el momento en que estás. Por eso, para mi siempre es ‘este momento’, el más feliz”.

Hermanos, no podemos vivir del pasado, ni esperando el futuro. Hemos de vivir el “presente”, que es un hermoso regalo par descubrirlo, disfrutarlo y agradecerlo. La gracia que envuelve el presente, es la actitud animada, positiva y esperanzadora con la que lo debemos vivir.

Jesús nos dice en Su Palabra: “Yo he venido para que tengan vida y la tengan en plenitud” (Jn10,10). Con esta frase, nos quiere decir: “Yo he venido para que sean felices, para que disfruten la vida que Mi Padre les ha dado y conmigo tendrán la victoria en sus luchas diarias, en su día a día, en su cotidianidad”.

Muchas veces estamos tristes, desanimados y desesperanzados y no disfrutamos la vida que se nos ha dado. Muchas veces dependemos de la corriente del mundo, de aquello que tenemos, o que nos ofrece un estatus o una condición social, o de lo que podemos sentir que nos hace ser o no ser, delante de otros, y no vemos ni experimentamos la riqueza de vivir de acuerdo a lo que el Señor nos ofrece.

Hermanos, no podemos dejarnos abatir, porque Jesús que es nuestra fuerza, nos ofrece una vida en plenitud. Él es el manantial que fluye desde adentro de cada uno de nosotros, cuando nos sumergimos en su in nito Amor. Es la verdadera vida espiritual que supera todo lo material y cualquier circunstancia que nos rodea, aunque sea muy adversa.

Dice la Palabra: “…Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que viene de Dios, y por él entendemos lo que Dios nos ha regalado “ (1 Cor 2,12).

Hermanos, Dios nos regala su “Gracia”, que como dice el salmista “vale más que la vida” (Sal 63(62),4). Su “Gracia” nos aleja del pecado que nos entristece, empobrece y nos hace sentir, como muertos, sin fuerzas ni ilusión. La Gracia de Dios es vida y nos lleva a disfrutar cada momento de nuestra vida! Amén.

Lea también
Comentarios
Cargando...