El diario plural del Zulia

Esta Navidad... por Nícmer Evans

La Navidad, excepto por un pequeño sector algo disociado, ha sido época de regocijo, esperanza, alegría y esfuerzo de la familia venezolana por abrir un momento excepcional, aun a pesar de las crisis generales, regionales, familiares o personales que se hayan vivido hasta ahora, sin embargo esta Navidad sin duda será muy particular.

La crisis en la que estamos sumidos permitirá festejar la Navidad solo a un pequeño porcentaje de la población, un elemento de medición sencillo de esto: este ha sido el único diciembre sin pólvora de fuegos artificiales, quizá se escuchará algo el 24 y el 31, pero hasta ahora, quemar pólvora es no sólo un acto de opulencia sino de disociación de la realidad del país.

Además este diciembre ha sido el único en la historia republicana y aún más de la etapa “democrática” donde la protesta y la molestia generalizada es el lugar común, al punto de haber vivido momentos tan desesperantes como la situación generada por el Gobierno después de retirar el billete de 100 bolívares. 

El 24 de diciembre los que podamos tener una mesa de Navidad, sin culpa pero con mucha conciencia, debemos recordar a aquellos que no la tendrán, y debemos desear que aunque la mayoría de los venezolanos no podamos festejar, sí podamos celebrar en familia la esperanza de un país distinto, que pueda generar los cambios imprescindibles que requerimos para que podamos vivir dignamente producto de nuestro trabajo, para que quienes se han ido del país sientan motivos para regresar, y quienes hemos decidido quedarnos celebremos haber tomado la mejor decisión.

Esta Navidad será sin duda la más difícil desde lo social, ya que el resentimiento que genera la impotencia de poder dar alegría producto de la satisfacción material, afecta en su mayoría de manera proporcional la satisfacción espiritual, pero no podemos permitir que algunos logren su objetivo: hacernos sumisos y entregar nuestra libertad a cambio de una “paz” que sólo es la imposición de las minorías sobre las mayorías por la fuerza que genera el temor y la necesidad. Se ha roto la posibilidad de ser iguales ante la ley y la justicia, pero eso no puede detener nuestro espíritu libertador, que la historia ha comprobado, caracteriza a nuestro pueblo.

Que esta Navidad sea remoralizante, que permita la planificación familiar para superar la crisis, y sirva para que en conjunto tomemos las mejores decisiones, desligadas de los intereses de las cúpulas y más vinculadas a los intereses del pueblo que quiere y seguro podrá vivir pronto de su trabajo sin tener que mendigar una bolsa de comida.

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