El diario plural del Zulia

En el lado correcto de la historia, por Ángel Rafael Lombardi

Hoy, con cicatrices por todos lados, básicamente por la regresión chavista, y su desprecio por la dignidad humana, es bobalicón seguir repitiendo que la actual represión bolivariana es “progresista”, es decir, de “izquierda”. No hay nada más reaccionario y conservador que el chavismo; no sólo por su talante militarista, sino básicamente por su populismo ruinoso. En nombre de un supuesto “hombre nuevo”, han destruido al país y tienen el valor de sostener que la culpa es de la derecha, la oligarquía y el imperialismo. Y gente “muy inteligente”, en la intelectualidad universitaria, sigue creyendo que esto es así.

No hay peor ciego que el que no quiere ver. El autoengaño es la propia alienación: la falsa conciencia de acuerdo a Carlos Marx. No se puede convencer a nadie prisionero del dogmatismo y un cuerpo ideológico construido a conveniencia. No se entiende que Pinochet fue idéntico a Fidel: ambos, brutales dictadores. Y que hoy hablar de “izquierda” y “derecha” no solo es un anacronismo en pleno siglo XXI, sino seguir alentando el atraso epistemológico alrededor de categorías que siempre deber estar en un permanente proceso de revisión.

¿Qué diferencia existe entre la represión que hubo en la época del bipartidismo adeco-copeyano, y ahora, con el chavismo? Ninguna. Es la misma represión violando los más elementales Derechos Humanos que toda sociedad moderna alardea de tener y respetar. Si uno es coherente en su discurso y praxis, pues debería condenar tanto una como la otra, y no establecer diferencias justificadoras en función de la propia conveniencia e interés personal en el presente.

Algunos amigos en la universidad ya han decido participar en la “Constituyente chavista” que terminaría por sancionar “legalmente” la actual pretensión de la camarilla en el poder de eternizarse sin respetar la voluntad del soberano, es decir, de la mayoría de los ciudadanos a través de elecciones. No me atrevo a juzgarles. En la actual encrucijada no hay medias tintas. O te pones del lado del status quo vigente o lo combates.

El chavismo como sinónimo de “progresismo” no fue más que una ilusión: una estafa pre-moderna sustentada en el rencor de los enanos. Y Kant reivindica como condición de la política moderna la vigencia de principios morales y jurídicos honestos. Los venezolanos que queremos vivir en paz y en sintonía con una sociedad del siglo XXI, aspiramos recuperar la democracia y sostenemos la opinión de la actual fiscal Luisa Ortega Díaz: “El día que repartieron el miedo, yo no llegué”.

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