El diario plural del Zulia

El Zulia, tierra bendita para la agricultura, por Werner Gutiérrez Ferrer

En la memoria del zuliano está aquella época dorada en la cual mostrábamos con orgullo el ser los principales productores no solo de petróleo, sino de plátanos, pollo, huevos, carne, leche, queso, palma aceitera y cacao entre tantos otros rubros.

Desde nuestras tierras emanó el “oro negro” que generó las riquezas necesarias para la construcción de un país moderno conectado por amplias autopistas, iluminado por un avanzado sistema hidroeléctrico, con jóvenes formados en nuestras universidades de elevado prestigio internacional, y un pueblo dignamente atendido en hospitales donde se desarrollaron importantes adelantos mundiales en el área de la salud.

Pero cómo no tener presente igualmente nuestro “oro verde”, el plátano zuliano, apetecido en infinitos destinos de América y Europa, que recibían con alegría nuestra fruta, orgullo de las tierras surlaguenses. Pocas personas saben que en esas bendecidas tierras se encuentra también ubicado el central azucarero más antiguo aún de pie del país, el Central Venezuela, más de cien años han transcurrido desde que en el Municipio Sucre de nuestro estado, es procesada la caña de azúcar en sus instalaciones, produciendo en algunos momentos de su historia, lo que bien podría calificarse como nuestro “oro blanco”, el azúcar.

Pero para algunos, la “joya de la corona” es el Cacao Porcelana, al cual lastimosamente más allá de la retórica discursiva, no se le ha dado la real importancia que posee. Este milagroso fruto, solo desarrolla las exclusivas características de un “cacao extrafino” al ser cuidadosamente cultivado en nuestras tierras. Por sus exquisitas propiedades de aroma y sabor, es exigido para elaborar los mejores chocolates del mundo.

Realmente es imposible enumerar en tan cortas líneas, las infinitas bondades que el Zulia le ofrece a Venezuela para iniciar desde nuestras tierras la recuperación de la producción nacional de alimentos, y la generación de riquezas. Quizás la mejor forma de resumirlas es recordar que albergamos un millón 421 mil hectáreas de suelo Clase I, II y III, los mejores del mundo para la producción de la agricultura agrícola vegetal, y 839.033 hectáreas de Clase IV, V y VI, con especiales condiciones para la ganadería. Somos el único estado con conexión aérea, marítima y terrestre con los mercados externos para ubicar rápidamente nuestros productos. Disponemos de universidades y centros de investigación aún con elevado prestigio en las áreas de las ciencias agrícolas. Una organización gremial, Fegalago, que agrupa 17 asociaciones consolidadas de productores con reconocida trayectoria. Hay razones suficientes para ser optimistas, solo nos urge un cambio de rumbo. En nuestras manos está el permitirnos enrumbarnos a un mejor futuro, impregnado de prosperidad y bienestar para todos quienes tenemos la dicha de seguir luchando por el Zulia y la Venezuela, que merecemos, y anhelamos.

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