El diario plural del Zulia

El Papa en el candelero venezolano, por Vladimir Villegas

De nuevo Su Santidad Francisco ha insistido en el llamado al diálogo político en Venezuela y se aventuró a señalar que en la oposición hay divisiones en torno al tema, cosa desmentida por la propia MUD, coalición para la cual el único diálogo posible son elecciones generales. Este desmentido coincide con la circulación de una supuesta grabación donde la esposa de un prominente líder opositor pone el dedo en la llaga de las diferentes visiones que existen en el bloque antigubernamental con respecto a los caminos a seguir. Los matices existen dentro de la oposición. Es inocultable, como lo es también que hoy ellos han entendido que la división atenta contra la posibilidad de alcanzar sus objetivos. Decenas de muertes, represión y violencia son su - cientes para que el Papa aborde de nuevo la dramática situación venezolana y plantee retomar el diálogo. Es bueno detenerse en un detalle. El Vaticano sufrió en carne propia el “vacilón” del Gobierno, que quiere utilizar ese mecanismo para ganar tiempo y dejar los temas medulares para las calendas griegas. Y también la representación del Papa se percató de las aprehensiones y marchas y contramarchas existentes entonces en la MUD en torno a la conveniencia o inconveniencia de sentarse a negociar.

Recordemos que el Vaticano pidió suspender una marcha convocada hasta Miraflores en noviembre pasado y la propia MUD convirtió ese llamado en una desmovilización que le generó un alto costo político, porque no hubo marcha, ni revocatorio ni elecciones regionales. El diálogo se volvió una mala palabra, sinónimo de ingenuidad política, de complicidad con el Gobierno y hasta de insuficiencia testicular. Pero este año 2017 las cosas han dado un giro. Las iniciativas autoritarias promovidas desde el Gobierno para cerrar los caminos a soluciones democráticas, aunadas al descontento generado por las terribles políticas económicas que han empobrecido al país, despertaron la calle. Y, para calentar más el ambiente, la propia fiscal Luisa Ortega Díaz denunció la ruptura.

del hilo constitucional como consecuencias de decisiones de la Sala Constitucional del TSJ. Centenares de detenidos, más de treinta muertos, represión y violencia agravan el panorama. ¿Qué esperan que diga el Papa? No le sale otra cosa que proponer soluciones nacidas de la negociación. Con el añadido de que cualquier diálogo o conversación debe darse sobre bases claras, dicho en palabras que quizás el Papa no pronuncie, sin verle la cara de pendejo al otro. ¿Es posible que hoy la oposición logre sus objetivos, incluso el de las elecciones generales adelantadas, sin alguna forma de negociación política? ¿Saldrán en libertad los presos políticos, se eliminarán las inhabilitaciones, se dejará marchar en paz hasta la Defensoría del Pueblo y hasta el centro, sin bombas lacrimógenas disparadas a la humanidad de manifestantes; se logrará una observación internacional confiable para las elecciones; se le devolverán las competencias a la AN, todo esto y lo que falte por enunciar, sin alguna modalidad de negación política? No tengo plena certeza de la respuesta, pero si me insisten diría, tal vez contra la opinión de muchos, que, luce cuesta arriba. Pero también, y allí una gran dificultad, luce difícil que hoy la oposición opte por sentarse, porque en su seno no hay mayoría ni unanimidad para eso y tienen mucha fuerza las corrientes de opinión que apuntan contra esa posibilidad. La política es cambiante. Por algo dicen que es el arte de hacer posible mañana lo que hoy parece imposible. Lo cierto es que si el Papa dice lo que dice con respecto a la unidad de la oposición sobre este tema es porque algo ve. La diplomacia vaticana es la más antigua. No lo olvidemos. Y tampoco olvidemos que aquí existe una Nunciatura Apostólica que no está de adorno.

Ver al Papa llamando al diálogo pasa todos los días, trátese de Venezuela, de Colombia o de Siria. Es el rol que le toca. No lo veremos llamando a la MUD a seguir en las calles “hasta que se vaya el régimen”. No me han pedido consejo, pero no pierdan de vista a Francisco. Por algo ha vuelto a meterse en el candelero venezolano.

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