El diario plural del Zulia

El Gólgota, ejemplo de dignidad y gallardía; por Werner Gutiérrez

E s evidente que el Gobierno nacional al ordenar el “rescatar” el predio “El Gólgota”, de 831 hectáreas ubicado en Chaguaramas, Guárico, propiedad de Carlos Albornoz, actual presidente de Fedenaga, desde hace 34 años, desconoce el enorme y verdadero significado que para el desarrollo de nuestra agricultura y ganadería, así como para la diaria alimentación del venezolano, ha tenido esta unidad de producción. En este predio, según relata el reconocido investigador Pedro Raúl Solórzano, fue donde junto a otros fundos del eje El Sombrero - Santa María de Ipire, a finales de la década de los 70 Protinal, comienza a impulsar la siembra del cultivo del sorgo en Venezuela con el propósito de ir sustituyendo con este grano, la materia prima importada de los alimentos balanceados para animales.

Fue allí donde investigadores venezolanos, impulsados por la empresa privada nacional, “evaluaron cientos de cultivares de diferentes especies, se iniciaron programas de mejoramiento genético para producir nuestros propios híbridos de sorgo, se evaluaron las prácticas agronómicas necesarias para desarrollar una agricultura con los adelantos tecnológicos del momento” llegándose a sembrar en el país más de 200 mil hectáreas de este cereal, hoy devenidas a sólo 30 mil.

El señor Odoardo Albornoz (+), padre de Carlos, con la adquisición de este fundo, continuó impulsando la producción agropecuaria en estas tierras, heredando desde ahí a sus hijos, el profundo amor por la agricultura y a nuestra Venezuela. Lastimosamente para el 82 % de los hogares venezolanos sumergidos en pobreza, hoy verán desaparecer de su ya desoladas mesas 36 millones de arepas, 46 mil kilogramos de carne y 1.0 millón de vasos de leche, como consecuencia de esta medida que lejos de ser de “rescate”, es sólo un “ajusticiamiento económico” en contra de Carlos Albornoz y de Fedenaga por ejercer su legítimo derecho a la protesta. Pronto, así como en las ya 5.4 millones de hectáreas expropiadas, en ellas solo habrá desolación.

Se equivoca Diosdado Cabello con esta medida irresponsable, y el ejecutor de su ilegal e ilegitima orden, José Ávila, director del INTI, al pretender callar el justo reclamo de más del 80 % de los venezolanos. En las tierras de “El Gólgota”, y en cada rincón de la inmensidad del llano, continuará aún con más fuerza el sueño de esa Venezuela próspera, que con una agricultura eficiente, logre alimentar dignamente a nuestro pueblo. En sus espacios seguirá generando un ensordecedor eco aquella frase del productor de Turén Elio Yacobucci: “Prefiero perder mi maíz, que perder mi país”. Carlos Albornoz, el heredero del coraje y valentía de su padre, junto a su familia, nos da una lección más de dignidad y gallardía: “Decidimos ir tras nuestros sueños, y luchar por una Venezuela libre. ¡Ello es un objetivo que nada lo alterará, cuésteme lo que me cueste!

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