El diario plural del Zulia

El gatopardismo de la Constituyente, por Manuel Ocando

El hecho o procedimiento de “cambiar algo para que nada cambie” tiene su origen en la paradoja expuesta en la novela El gatopardo, del escritor italiano Giuseppe Tomasi di Lampedusa. La cita original expresa la siguiente contradicción aparente: “Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie”. Esta parece ser la razón que está detrás de la propuesta de una nueva Asamblea Nacional Constituyente, luego del chasco revolucionario constituido por la experiencia chavista de 18 años de gobierno que resultaron en un fracaso descomunal.

El colmo del régimen consiste en tratar de convencer al pueblo venezolano de esta falsa alternativa que la clase gobernante ha montado desde el poder ejecutivo, una asamblea Constituyente gatopardiana, como en el más claro ejemplo de la famosa novela de Tomasi: Cambiemos todo para que todo siga igual. Así se le puede catalogara la conspiración genuinamente perversa que fraguan Maduro y otros cínicos personajes del partido de gobierno en el CNE y en el TSJ, la cual ha sido reconocida y denunciada de forma pública y notoria por la Fiscal General de la nación. Es decir, todo el supuesto cambio es una comedia bufonesca, una tragicomedia, en donde existe lugar también para el sarcasmo y la parodia.

Hoy más que nunca todos los venezolanos estamos claros que no vendrá nada diferente a lo que estamos padeciendo en el tiempo futuro, sino se produce un cambio radical. Dieciocho años de errores y equivocaciones han sido suficientes para empobrecernos material y socialmente produciendo un en aquecimiento moral, personal y cultural, hoy presentes en enormes contingentes sociales, cada día más aturdidos por las más groseras carencias y incertidumbres y portadores de una pesada resignación. Una espesa sombra ha terminado cayendo sobre la expectativa existencial de las mayorías de los venezolanos que se han saturado de resentimiento, ira, violencia al sentirse víctimas, engañados por los que condujeron la mal llamada revolución bolivariana.

Venezuela necesita un cambio radical y profundo en todos los órdenes de la vida nacional tanto en lo político, económico, social como en lo ético y moral de los gobernantes y ciudadanos. Ya que hemos alcanzado la ferocidad de la anomia. Que falta nos hace la verdadera política que perdimos, como consecuencia de nuestras ligerezas y equivocaciones al querer vivir primero y pensar después, sometiéndonos a una desconocida e improvisada forma de gobernar por una persona que pretendió el mismo erigirse como un mesías.

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