El diario plural del Zulia

"El entusiasmo nos mantiene vivos", por Jesús Salom Crespo

Si algo podemos advertir con claridad, en medio de la espesa incertidumbre, es que enfrentamos la más grave encrucijada de la historia venezolana contemporánea. No podemos continuar avanzando en el camino andado por casi dos décadas. Es necesario buscar rutas alternativas para la superación de la crisis sistémica que padecemos y “muestra las entrañas de la vida humana” como dijo María Zambrano.

También sabemos con certeza que la crisis no se superará por sí sola. Serán claves la cooperación internacional y la perentoria tarea de redefinir y profundizar la lucha desde nuestro ámbito de acción. Vencer el mito del voluntarismo y del individualismo como solución a la catástrofe que ha destruido al país y es la responsable del éxodo de millones de venezolanos que huyen de la desesperanza, el desasosiego y del acorralamiento a las libertades ciudadanas.

No obstante el fenómeno migratorio y la tentación de la huida son muchos más los que siguen enraizados en el país. Luchan contra la corriente desde la precariedad dándole un nuevo impulso a sus vidas y la de sus familias. No se rinden, pues el cambio del estado de cosas requiere de la participación entusiasta de los que conviven con la desesperanza y el miedo. A este grupo social pertenece la combativa juventud venezolana que ha dado muestras de madurez política y conciencia social.

En su mayoría son estudiantes universitarios que no pierden el sentido de la realidad y comprometidos con sus ideales se hacen presentes en cualquier actividad reivindicadora de la institucionalidad democrática, del rescate de los derechos constitucionales y la defensa, aunque a veces no resulten comprendidos sus métodos, de la universidad. Su autonomía, la calidad del conocimiento que genera y de la educación que les proporciona. De la actividad extensionista universitaria en las comunidades con el fin de contribuir a dar respuestas a sus necesidades e inquietudes.

La universidad autónoma acusa el golpe de esa marejada humana que, como puede, huye del calamitoso país de hoy. Una situación muy dolorosa y vergonzosa de la cual saldremos concentrándonos en encauzar el entusiasmo de la juventud universitaria para que no se disipe y sea más productivo el esfuerzo colectivo, pues como escribió Sabato “la vida debe ser sostenida y fecundada en la ilusión”.

Desde esta tribuna honro a la juventud venezolana y ratifico mi compromiso de acompañarles en la lucha por una Venezuela mejor; pese al caos, las injusticias, las corruptelas; las frustraciones y las desilusiones. Vencer el desamparo.

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