El diario plural del Zulia

El desmantelamiento de la democracia, por Jorge Sánchez Meleán

La causa fundamental de la grave crisis de Venezuela, es que no existe el control del poder que tiene su base en la separación e independencia de los poderes públicos. Todos los elementos y componentes de la democracia que contiene la Carta Democrática de la OEA, dependen de ello. Solo cuando el poder se controla pueden darse elecciones libres y justas; puede existir pluralismo político; puede darse participación democrática en la gestión de los asuntos públicos; puede haber transparencia administrativa en el ejercicio del gobierno; se puede asegurar un gobierno sometido a la Constitución y las leyes, que asegure un estado de derecho; puede darse un efectivo acceso a la justicia con autonomía e independencia; puede haber real y efectiva garantía de respeto a los derechos humanos. En definitiva, solo cuando existe un sistema de control efectivo del poder, puede haber democracia y, en consecuencia, los ciudadanos pueden encontrar asegurados sus derechos, debidamente equilibrados con los poderes públicos. Por ello, la separación de poderes surgió desde 1789 en el mundo, y la adoptó la primera constitución venezolana de 1811. Allí estaba presente el pensamiento de Montesquieu cuando afirmó que: “Es una experiencia eterna que todo hombre que tiene poder tiende a abusar de él y lo hace hasta que encuentra límites”. De allí su famoso postulado: “Es necesario que por la disposición de las cosas, el poder limite al poder”. La verdadera Democracia en el mundo siempre ha respetado este principio. Los nuevos autoritarismos de Hispanoamérica en el siglo XXI, entre ellos el de Venezuela, en cambio, lo primero que han hecho, es desmantelar el principio de la separación de poderes. Han llegado al poder por elecciones, pero luego desde las propias instituciones del estado han desmantelado la democracia. De esta manera quienes deberían ejercer el control del poder también están controlados, como ocurre con nuestro poder legislativo. En 2009, la Presidenta de la Sala Constitucional de Venezuela afirmó que “la división de poderes debilita al estado” y que “hay que reformarla”. Daba su espaldarazo al entonces Presidente de Venezuela que afirmó en 2008, como un Luis XIV tropical: “Yo soy la Ley. Yo soy el Estado”. En Venezuela entonces, se ha desmantelado la democracia y concentrado el poder. El Ejecutivo ha controlado a todos los demás poderes, poniéndolos al servicio del autoritarismo neosocialista del siglo XXI. Allí está la causa fundamental de nuestra grave crisis, que ojalá la OEA nos ayude a enfrentar.

 

 

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