El diario plural del Zulia

El Botiquín, por Énder Arenas Barrios

Creo que les he dicho en estas notas que me crié en casa de mis abuelos. La casa de los viejos estaba en una calle larga que comenzaba en los Haticos por arriba y terminaba en la avenida La Pomona. En el comienzo de la calle había un botiquín de mala nota llamado Mi Cabaña y fue la escuela de donde aprendí mis primeras obscenidades, pues las palabrotas salían volando por las puertas y los resquicios de aquel templo, donde lo más decente era una mesa de billar donde los jefes de mi familia muchas veces dejaban el sueldo que les pagaba Monaca o la Orange Crush.

El botiquín le prestó el nombre a la calle, que se transformó por la fama del botiquín en callejón, el caso es que al botiquín lo había sepultado en mi memoria hasta que escuché las palabras del presidente Maduro dirigidas a Luis Almagro, secretario general de la OEA: “Métete la carta por donde te quepa”, pero, claro en el lenguaje de los habituales de Mi Cabaña habían variantes en ese dicho por ejemplo, la expresión, “metete… por donde te quepa” era sustituido por un tronante “ metete… por el c…”, que como ustedes saben fue lo que quiso decir exactamente Maduro, pero se acordó que lo estaba diciendo en horario supervisado.

No es la primera vez que el Presidente se dirige a otros dignatarios que expresan contrariedad de su procederes, y especialmente contra dirigentes de la oposición, en el lenguaje típico del burdel.

Seamos sinceros, el lenguaje del botiquín o del burdel del barrio es la fase superior del lenguaje o la retórica chavista, ese es probablemente la parte del legado de Chávez que más se imita y más se rescata en “los herederos de marzo”. Es bueno recordar que palabras como plasta, mierda, cojones, marica y mariposones, ordeñar (en el sentido procaz), y por supuesto la larga lista de tubérculos que los dirigentes del oficialismo suelen mandarles por donde les quepa a cualquier dirigente de la oposición, especialmente, si este se llama Henrique Capriles fueron en un gran número de veces parte del “rico” verbo de Hugo Chávez y hoy lo es de Maduro, Diosdado, Jorge Rodríguez (quien suele tener una fijación anal en sus discursos) y hasta de las señoras de la revolución como es el caso de la ministra Iris Varela.

Es posible que la expresión dirigida a Almagro no le diga nada a este. Es posible que en Uruguay que es el país más culto y racional del continente no signi que nada. Creo que para que Almagro se hubiese sentido realmente ofendido Maduro tenía que haberle dicho: “Almagro metete esa carta por el orto” que es como en el Uruguay mencionan esa parte del cuerpo que se ha convertido en la muletilla más usada en el lenguaje oficialista.

No hay manera que el lenguaje oficialista sea de la cintura para arriba, recordando a Gustavo Coronel, concluimos que la Venezuela chavista y madurista es la Venezuela de la coprolalia.

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