El diario plural del Zulia

El anhelo de la libertad ha vencido el miedo por Manuel Ocando

Si hubo algo en lo que Maquiavelo insistiera al Príncipe, era que “se confiara más del miedo de sus ciudadanos que del amor de estos”. Y tenía razón. Maquiavelo estaba anticipando uno de los más potentes instrumentos al servicio de la autoridad: el miedo que los gobernados sienten cuando se enfrentan a las decisiones incomprensibles de un régimen que se cree todopoderoso. Y como el miedo es el mayor tormento de los tiranos, el crimen más imperdonable ante sus ojos, es hacerles sentir miedo.

Las personas que tienen la desvergüenza de gobernarnos, y que hoy se atreven a llamarse a sí mismos gobernantes, han utilizado este hecho básico de la naturaleza humana. Lo explotan y lo promueven en grado superlativo. Ya sea estableciendo un Estado militarista o un Estado de amenaza como lo hizo Chávez y lo continúa haciendo actualmente el régimen de turno; dependen del miedo para asegurar la sumisión pública, para garantizar así la conformidad con sus mandatos oficiales y, en ocasiones, para lograr la cooperación activa con las iniciativas y dislocadas aventuras emprendidas. El actual régimen se ha empeñado en encauzar ese miedo público para su propio provecho debido a que dirigir el miedo en una sociedad es equivalente a controlar esa sociedad.

En situaciones de crisis, es cuando el régimen ha expresado mayormente esta actitud. Abocados a la necesidad de contener el descontento social por los múltiples problemas que hoy agobian a la sociedad venezolana, los que hoy gobiernan han recurrido a todo tipo de recursos que garanticen el retorno a la “normalidad”. Pero ese retorno no se ha logrado con la aplicación dura de la legislación existente como se ha visto en los momentos actuales; entonces ahora recurren al miedo y no hay nada más despreciable que utilizar el miedo para obtener el respeto, debido a que el miedo es la fuente de todas las miserias del hombre.

El incumplimiento de las leyes o la declaratoria de su excepcionalidad, que fundamentan las medidas de carácter represivo, se han convertido en el instrumento preferido del Gobierno para forzar el miedo de la población. Pero el miedo no es eterno. El tener que haber recurrido cada vez más al quebrantamiento del orden jurídico ha ido socavando las bases del poder que sostienen al presidente. Siguiendo el ejemplo de sus gobernantes que antes exigían el acatamiento a las normas y luego las han transgredido para mantenerse en el poder, el pueblo venezolano ha perdido el miedo al poder del régimen.

Después de tanta represión, corrupción, humillación y escasez, el pueblo de Venezuela valientemente ha perdido el miedo, la gente sin importar su inclinación política ha salido a manifestar su descontento con el actual régimen, y se ha expresado en las calles en forma masiva y pacífica mostrando su vocación democrática, y su anhelo colectivo de libertad.

Perder el miedo a la reacción represiva, es el primer paso que los pueblos dan para forzar el derrumbe de los regímenes autoritarios. Ante la humillación, la miseria y la pobreza, la mayoría de los valientes venezolanos ya no sienten miedo, ya conquistaron el miedo, porque ya salieron de la ignorancia que es la madre del miedo.

La fuerza del pueblo en la calle comienza a hacerse sentir en toda su dimensión. El Gobierno se resiste a aceptar que está en desventaja, y está actuando cada vez de manera más irracional, mostrando su miedo, pero la fuerza del pueblo decidido ante la irracionalidad siempre será mayor a la utilizada por el régimen. La clave está en mantener, con paciencia, la presión de la movilización y la protesta pacífica en las calles sobre un régimen que hoy se encuentra en un estado agonizante.

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