El diario plural del Zulia

El amor triunfante, por Francisco Arias Cárdenas

En el Táchira —uno de los estados venezolanos que forma parte de la Cuenca del Lago de Maracaibo— tuvimos oportunidad de compartir propuestas con las asistentes al I Congreso Binacional de Mujeres por la Paz y la Vida ColombiaVenezuela, una iniciativa destinada a aportar la fuerza y visión femenina en la solución de problemas comunes a las dos hermanas repúblicas, particularmente en las zonas fronterizas.

Mientras, una minoritaria cúpula de la ultraderecha ha persistido en el llamado a destruir, a saquear, a la violencia y a promover un caos que sirva de excusa para una invasión extranjera, y así tomar el poder por la violencia. Es una intención contraria a todo lo bueno y noble que es la esencia de los venezolanos, cuyos antepasados fueron forjadores de libertad, soberanía y unión latinoamericana.

Son sordos a la esperanza y deseo de las grandes mayorías, que están bien enfocadas en la perentoriedad de superar la guerra económica, para producir riqueza y prosperidad, y en recuperar definitivamente la tranquilidad que persisten en robarles.

Han pretendido sabotear el descanso y la espiritualidad de la Semana Santa con mensajes y acciones de odio e insania a través de operadores; los autores intelectuales se enmascaran detrás de puntuales apariciones donde aducen cínicamente que han llamado a “protesta pacífica”.

Acompañamos el deseo del presidente Maduro de que el CNE dé cronograma electoral de Gobernaciones y Alcaldías. Al poder debe accederse con los votos, no por el terrorismo.

Con espíritu cristiano y el ejemplo de nuestros padres y madres de la patria, seguiremos inconmovibles en nuestra agenda de trabajo colectivo por la felicidad del pueblo.

Margarita, mi esposa, y yo, compartimos la experiencia vivificante de sentir el ímpetu amoroso de nuestras mujeres que dan vida, ternura y creatividad frente a las arremetidas agresivas de la ultraderecha; recordemos que, como dice el teólogo Leonardo Boff, las mujeres nunca abandonaron a Jesús en la cruz, y fueron ellas las primeras en presenciar su resurrección.

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