El diario plural del Zulia

El Dilema: democracia versus autocracia, por Manuel Ocando

El gobierno venezolano está expresando por la vía de los hechos su nula disposición a encontrar una salida dialogada a la gravísima inmovilización institucional que sacude a Venezuela, y que ocasionará de no buscar una solución adecuada, una difícil grieta social de consecuencias impensadas.

El Consejo Nacional Electoral impuso la fecha del 26 al 28 de octubre para la recogida del 20 % de las firmas del electorado. Paso previo para poder realizar el revocatorio que, además, se tendrá que llevar a cabo en cada estado y no a nivel nacional, como reclama la oposición. El principal problema es que se exige recoger el 20 % de las firmas en todos los estados, bajo la penalidad de anular el proceso. El CNE planea habilitar solo 1.355 de los 14.515 centros de votación que hay en Venezuela, centros que fueron escogidos con un evidente sesgo político.

Si la oposición cumple todos los requisitos exigidos, el Poder Electoral convocará la consulta a comienzos de diciembre. Si se alcanzara la mayoría mínima para la activación del mecanismo, la convocatoria del evento tendría lugar a principios de diciembre, fecha a partir de la cual comienzan los 90 días reglamentarios que tiene el organismo para realizar el referendo. De manera que el evento pudiera efectuarse a mediados del primer trimestre de 2017, según el CNE. El Observatorio Electoral Venezolano (OEV) considera importante advertir que las condiciones establecidas parecieran vulnerar de diversas maneras un derecho ciudadano, establecido en la Constitución Nacional, al dificultar notablemente el ejercicio del mismo.

Los árbitros electorales mayoritariamente se han terminado convirtiendo en las trabas para que los ciudadanos ejerzan un derecho que está consagrado en la Carta Magna. Está clarísimo que la decisión del máximo órgano electoral lesiona el pacto de convivencia de los venezolanos. Como muy bien lo sabe el pueblo venezolano, el referendo representa para la mayoría una manera democrática y constitucional de comenzar a superar la crisis que agobia al país.

Es cierto que la decisión del CNE ocasiona desesperanzas y decepciones a la oposición puesto que intenta dividirla para así llevarla hacia donde el gobierno tiene ventaja. Es por eso que es necesario seguir apoyando la MUD, que ha sido la estructura unitaria que ha colocado al gobierno en la posición frágil y quebrantable en que hoy se encuentra. No caigamos en la trampa cazabobos del gobierno, que busca desprestigiar la MUD y evitar los intentos del pueblo venezolano de someterlo a cualquier mecanismo constitucional que acabe con su mandato.

Estamos ante un dilema, entre una transición autocrática o una transición democrática. La oposición trata de obtener una transición democrática y el gobierno percibe en ello una amenaza y entonces trata de ganar estabilidad tornándose cada vez más autócrata.

Como muy sabiamente lo expresa el politólogo Benigno Alarcón, la oposición tiene que trabajar en dos estrategias fundamentales. Uno, movilizar a la ciudadanía, movilizar con inteligencia, coherentemente, puesto que en la medida en que la gente se moviliza, los costos de reprimir son mucho más altos. En la medida en que la gente asume una posición más activa en defensa de sus derechos, se vuelve mucho más complicado reprimir. Y la segunda pasa necesariamente por bajar los costos de tolerar el cambio. Y eso implica un proceso de negociación. Como lógica conclusión es ineludible trabajar en ambos frentes, para así obtener un resultado positivo y contundente.

 

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