El diario plural del Zulia

Desgobierno en la Guajira venezolana; por Rubia Luzardo

El municipio Guajira no ha podido disfrutar de la eficiencia y eficacia que debe regir la administración pública de su gobierno local, regional y nacional por muchos años. Contrariamente, la acción se presenta de forma improvisada y populista, tal pareciera que la ejecución de las políticas sociales se consideraran según el pensamiento de “cómo vaya viniendo, vamos viendo”, las pocas obras anunciadas son inconclusas y algunas, ni siquiera inician como es el caso de la tan esperada construcción de un nuevo mercado para el sector Los Filúos.

Para entender su dinámica social y poblacional, es preciso resaltar su carácter fronterizo, el cual condiciona la economía informal binacional e ilícita en la mayoría de los casos, es decir; en la zona reina el contrabando ante la mirada permisiva de los cuerpos de seguridad como las FANB, PNB, PRBEZ Y Poliguajira, lamentablemente el control está sujeto al capricho de estos.

Por su parte, los habitantes de la guajira justifican y apoyan las actividades ilícitas del comercio porque lo ven como un medio de obtener ingreso seguro para el sustento familiar ante la ausencia de fuentes de trabajo, producción local en la zona y oportunidades de progreso. Es decir; la necesidad y la falta de gobierno efectivo, conmina a sus pobladores a inventarse sus formas de sobrevivencia y ello válida de cierta manera al contrabando.

De acuerdo a sus habitantes, los efectos del desgobierno están produciendo anarquía en la población, robos, saqueos, delincuencia generalizada y, lo más grave se observa en la mendicidad protagonizada por niños y ancianos. El mes de julio inicio en su primer lunes con el saqueo total de una gandola que transportaba alimentos del programa CLAP en la zona del mercado Los Filúos, según los voceros del gobierno local esta acción estuvo a cargo de personas foráneas, sin embargo; las gráficas tomadas y los testimonios de los presentes indican que todo el que pudo meter mano lo hizo.

Una gerencia local desgastada, que perdió la brújula del quehacer social y económico del municipio no merece ganar una elección más en la zona, su tiempo ya acabó, la desidia generada cobrará por muchos años sus desaciertos y falta de acción contundente en función del bienestar común y calidad de vida de los que viven en la guajira, estamos conscientes de que ya lo que pudo hacer no lo hizo.

Y la realidad explotó en sus caras este lunes 3 julio con la gandola de CLAP saqueada, además de otros casos que no han salido a la luz pública como debiera ser. En tal sentido, la hambruna deambula de forma grotesca en todos los sentidos, porque ya no es solo hambre de alimentos, sino de derechos, justicia y reivindicación social ante un desgobierno total.

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